Los cachorros son susceptibles al virus del moquillo canino o distemper canino desde los 45 días de edad. Los perros ancianos son igualmente muy susceptibles. Los principales síntomas son decaimiento, inapetencia y fiebre de 40,5 °C, posteriormente hipotermia. Puede comenzar el cuadro con vómitos y diarreas, secreción ocular que llega a ser catarral y abundante, con ojos hinchados y vasos de la esclerótica (parte blanca del ojo) muy irritados. No es hasta que comienzan los signos neurológicos que la enfermedad se puede diagnosticar con seguridad. Estos incluyen convulsiones, incoordinación, movimientos involuntarios como la masticación en vacío, temblores musculares, tics, ceguera, sordera, ataxia, entre otros. El pronóstico es desfavorable en la mayoría de los casos, ya que la enfermedad presenta una mortalidad de un 80%. Los animales que sobreviven pueden tardar hasta 2 meses para recuperarse y generalmente quedarán secuelas como ceguera, sordera, postración y movimientos musculares involuntarios.
Los cachorros deben ser inmunizados desde los 50-60 días de edad con vacunas de probada efectividad. Una segunda dosis debe ponerse a los 90 días de edad. Se debe reactivar con una dosis anual de por vida. Los perros viejos no deben descuidarse, ya que estos son muy susceptibles a enfermarse.
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