Una situación común de la vida diaria puede hacernos pasar un mal rato si tu perro no es obediente. Por ejemplo: planeas hacer una barbacoa con tus amigos, en este ámbito tendrías que encerrarlo o amarrarlo en algún sitio… En pocas palabras, alejado de las visitas. Pero lo que todos queremos es tener a nuestra mascota a un lado quieto y disfrutando de su compañía.
Además están los ladridos, puesto que al separarlo de nosotros o atarlo le estamos creando ansiedad y es muy probable que ladre. En este sentido, nos damos cuenta de que ni siquiera atándolo estamos cómodos porque no dejará de ladrar y tendremos que acercarnos al lugar donde lo hemos recluido para intentar que se calle.
Otra situación en la que nos serían muy útiles las órdenes de ‘Tumbado’ y ‘Quieto’ sería en verano cuando, después de un largo y caluroso día de trabajo, llegamos a casa y alguien propone ir a tomar un helado a una terraza… !y de paso nos llevamos al perro! ignorando lo que va a suceder una vez estén todos en la terraza de la heladería. La familia llega hasta la heladería, se sienta, tumba al perro, pide sus helados, y todo va bien hasta que en un segundo cambia la situación porque, ante cualquier distracción, el can se levanta, da un golpe, tira la mesa, arrastra la silla… Un auténtico desastre.
Disfrutar más de nuestro perro
La importancia que tiene que el perro se tumbe y se quede quieto es innegable para una buena convivencia, es decir, para poder disfrutar más de nuestro animal. Decimos disfrutar más porque, si ejecuta bien esta orden lo sacaremos más, no sólo cuando vayamos a pasear para que haga sus necesidades, sino también para ir a tomar algo, hacer algunas compras, etc. En cualquier momento podría acompañarnos, sin miedo de dejarlo tumbado durante un rato en la puerta de una tienda.Esta orden también nos vendrá bien antes de meterlo en el coche. En el supuesto de que nos vayamos de viaje, siempre será más fácil ordenarle que se tumbe al lado del automóvil, introducir todas las maletas y, cuando esté todo listo, darle la orden de ‘Pasa’ para entrar en el coche. Si no se hace de esta manera, el perro pasará primero al coche, habrá que sacarlo porque se hará dueño de todo el espacio y no cabrá nada. Todo esto resultará ser un alboroto.
Al momento de regresar a casa también es muy importante que, antes de entrar, le tumbemos, abramos la puerta y nuestra mascota tiene que esperar a que entremos a la casa y luego le damos la orden de pasar. Hay muchas situaciones donde será de mucha utilidad esta orden, por lo que es primordial que le enseñemos esto con constancia y paciencia de nuestra parte.
Comienza el adiestramiento
El tiempo empleado durante las primeras clases no sobrepasará los diez minutos. Poco a poco, se irán alargando las sesiones hasta conseguir tener al perro tumbado y quieto el tiempo que nos sea necesario. El primer paso consiste en asirle por las patas delanteras y tirar suavemente de ellas hacia delante, empujando también sus omoplatos hacia abajo hasta conseguir que se tumbe. Si persiste en levantarse, perseveraremos hasta tener éxito. Una vez tumbado, se le premiará adecuadamente mientras le repetimos la palabra que le estimula a lograr el ejercicio.Esto se repetirá en varias clases porque lo importante es que asocie la palabra elegida con esa posición. Una vez que le decimos ‘Tumbado’ y obedece, iremos al siguiente paso, que consiste en que permanezca en ese estado mientras nos distanciamos unos pasos. Mostrándole la palma de la mano le diremos ‘Quieto’ y nos retiraremos. Si se levanta, hay que ir a su encuentro y tumbarlo otra vez, al mismo tiempo que diremos un contundente ‘!No!’.
Debemos recordar que las sesiones iniciales deben ser breves, puesto que avanzaremos más con cinco minutos de trabajo bien hecho que pasándonos de tiempo. Así, sólo conseguiremos que el perro se cargue de estrés y todo lo que hayamos hecho no sirva para nada. Aumentaremos progresivamente la duración y también nos iremos distanciando más del perro. Si se vuelve a levantar, lanzaremos un ‘!No! y lo llevaremos un poco más atrás de donde lo habíamos tumbado. La finalidad de esto es que el can deduzca que por mucho que avance no llegará donde estamos nosotros, al contrario, cada vez lo situaremos más lejos.
El uso de collares de trabajo
Algo que nos vendrá bien para perros que son hiperactivos y que tienden a dispersarse aun sabiendo ejecutar ya la orden, será ponerle un collar de trabajo con pinchos. Este elemento nos va a ser útil como refuerzo y recordatorio del contexto en el que se encuentra.Hay que pensar que estos animales también rigen su conducta por la relación costes-beneficios: si al can le merece la pena levantarse porque el coste es mínimo (‘estímulo aversivo mínimo o nulo’), se levanta y obtiene su beneficio que, en este caso, sería desobedecer para hacer lo que él quiera, mientras que, si existe un coste al levantarse -un tirón de collar-, ya no le merece la pena, se lo piensa y permanece quieto.
Es muy importante recalcar que este producto solo se utilizara con mascotas hiperactivas, aplicando así algunas sesiones con el collar y otras sin él para no condicionarlo. Lo mejor es ser constantes, con el tiempo vamos a lograr que se tumbe y permanezca quieto. El buen adiestramiento en la obediencia, es decir, la forma en la que eduquemos a nuestra mascota es esencial dado que no importa raza o tamaño. La edad ideal para educar a nuestra mascota es a partir de los 6 meses. Si nuestra mascota esta bien educada ir al parque, o incluso a la heladería que tanto problema no dio, no será ningún problema.
Eva León, adiestradora canina de Adiestramientocaninogranada.com
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