Los perros y los gatos no son los únicos animales que requieren cobijo, alimentación y sanidad, sin embargo, son los principales acompañantes del ser humano (en muchas culturas) desde hace cientos de años.
¿Y por qué perros y gatos? ¿Por qué no, por ejemplo, un cerdo? Antes de esbozar la primera excusa que atraviese tu mente, permíteme la pedantería de augurar las razones: huelen mal, son grandes, gordos, comen mucho, manchan, destrozan todo y, para colmo, seguro –segurísimo- que fabrican un ruidíto repulsivo cada vez que no les prestas suficiente atención.
Son todo hándicaps; exorbitantes evidencias de que se trata de criaturas perversas, malévolas, viles y sin escrúpulos que pretenden ser adoptadas con el objeto de auto-coronarse como regentes de los hogares humanos, lanzarse a los sillones, devorar nuestra comida o, incluso, obsequiarnos con un pestilente regalo en mitad del salón. Nada que ver con esos adorables perrillos que acostumbramos a tener como mascotas, ¿verdad? Esos que nos sorprenden con la comida cocinada al llegar a casa, que –con toda su pulcritud- aparecen bañados por si mismos y perfumados con channel número 5.
Adoptar un cerdo exige la misma atención que cualquier otro animal, cierto es que no demanda los mismos cuidados cabales, al igual que un pájaro no requiere el esfuerzo que dedicamos a un gato y ambos son acompañantes domésticos aprobados por la sociedad. La verdad es que sobran motivos para adoptar un cerdo:
Es uno de los animales más limpios
No. No es una broma. Parece una contradicción pero, en realidad, la acepción del cerdo como animal sucio y enlodado es un imaginario que nos viene -en parte- porque, al ser criado casi exclusivamente para el consumo, ha sido subyugado a unas condiciones de vida deplorables que no dan cabida a la higiene. Sin embargo, algunos veterinarios afirman que, si tuvieran la oportunidad, serían más escrupulosos.
Poseen una inteligencia increíble
George Orwell lo bordó en Rebelión en la granja, ¿quiénes soliviantaron a los animales, maquinaron los planes y garantizaron la subsistencia? Los cerdos. Vale que eran los más malos, pero no podemos negar que también los más audaces. La ciencia lo avala. Donald Broom, experto de la Universidad de Cambridge, afirma que poseen una compleja capacidad cognitiva.
Les encanta juguetear
Quizá tenga que ver con su espíritu sociable. Lo cierto es que son muy propensos a exteriorizar emociones, ¡sobre todo cuando se trata de jugar! Pueden llegar a ser muy leales y cariñosos.Son amigos, no comida
No pretendo hacer apología del veganismo, ni reduciros a seres egoístas. Come cerdo. Todo el que quieras. Pero ten presente que son seres racionales y que sienten, que no están concebidos para ser objeto de consumo (al menos, no humano). Es mucho más fructuoso para nuestra salud y su supervivencia trasladarlos a otro ámbito social. La psicóloga Melanie Joy ahonda en la cuestión y pone en jaque nuestra cultura en su libro: Por qué amamos a los perros, nos comemos a los cerdos y nos vestimos con las vacas.Adoran comer
Les apasiona zampar. Se suelen adaptar a diferentes alimentos sin presentar muchos problemas. ¿Qué mejor amigo con el que compartir gustos gastronómicos? Además, todo sea dicho, observarles comer es divertidísimo.Si te decantas por acoger a un cerdo como mascota, es recomendable siempre acudir a algún refugio en lugar de contactar con criadores o particulares: cuando el fin es lucrativo, muchas veces, son forzados a reproducirse bajo unas funestas condiciones de vida o sometidos a dietas estrictas para modificar su tamaño. Recuerda, también, que es un compañero, no un juguete, y, por ende, requiere un enorme grado de responsabilidad.
¿Qué opinas?¿Adoptarías un cerdito?