Hace unos meses comentaba en una entrada que había un nuevo miembro en la familia. Una gatita vino en busca de ayuda, aquí la encontró y nos adoptó. Ella es Ena, no sabemos su historia pero no había conocido animal tan agradecido en la vida.
Poco tiempo después, al ir a tirar la basura al contenedor, escuché unos quejidos que venían de una bolsa: alguien había tirado unos gatitos que apenas tenían horas de vida.
Tras muchos biberones (diurnos y nocturnos), muchos cuidados y tras algún tropezón por el camino, esas dos bolitas de pelo se han convertido en dos gatitos preciosos: Suguru y Deneb.
Suguru se va a casa de unos amigos, Deneb se queda con nosotros, imposible resistirse a esos ojazos.
Como ellos entran y salen, les he cosido unos collares para que desde la distancia se vea que no son gatos de la calle, y en el interior del collar están nuestros datos de contacto, por si alguien los cogiera.
Minicosturas que podrían salvarles la vida...