Un virus muy extendido
La leucemia felina es, hoy en día, una de las causas de mortalidad más extendida, sobre todo en lugares donde existe mucha cantidad de gatos callejeros. Estos felinos no están controlados médicamente y, por lo tanto, están expuestos en mayor grado al virus que la produce. Se detecta gracias a los análisis de sangre, ya que sus síntomas pueden no apreciarse a simple vista.Se trasmite por medio de la saliva en los gatos de edad adulta, pero las camadas nacidas de hembras infectadas, nacen ya portando esta enfermedad por la placenta o bien a través de la leche materna.
Las estadísticas de gatos con leucemia dentro del marco internacional, debido a las marcadas diferencias que existen entre unos países y otros, arrojarían unos porcentajes medios de entre el 2 y el 15% del total de la población felina. Los machos son más propensos a contraer esta enfermedad que las hembras, mientras que la franja de edad que abarca el riesgo de que un gato la contraiga contempla los cinco primeros años de vida como los más críticos.
Consecuencias fatales
El retrovirus FeLV, responsable de la leucemia felina, hace que en los ganglios linfáticos (sobre todo en pulmones, riñones y mediastino) se desarrollen tumores llamados linfosarcomas. Una de las consecuencias más temidas de esta enfermedad es la anulación de las funciones de la médula ósea del gato. Este hecho conlleva la aparición de una complicación sanguínea llamada anemia no regenerativa.Puede darse el caso de que este virus actúe en su forma no tumoral. El sistema inmunológico es entonces el que empieza a fallar dejando a nuestro querido gatito sin la opción de defenderse ante infecciones de todo tipo, desde las relacionadas con el sistema respiratorio hasta enfermedades oculares e incluso dentales. El margen de acción de este retrovirus puede llegar a abarcar también problemas que van de la impotencia en la reproducción hasta dolencias relacionadas con el hígado e incluso, molestias renales y un largo etcétera de infecciones bacterianas o secundarias.
La vacunación, el mejor aliado
La investigación veterinaria ha conseguido desarrollar vacunas excelentes para enfrentar al gato ante un posible contagio. El estricto seguimiento de un calendario de vacunación preescrito por nuestro veterinario nos evitará la desagradable sorpresa de ver cómo nuestro gato contrae alguna enfermedad. La prevención es una regla fundamental puesto que, en muchas ocasiones, los tratamientos existentes una vez que el gato esta enfermo, no son lo suficientemente efectivos como para salvarle la vida.Si nuestro gato está afectado por este virus y no fue vacunado en su momento, además de separarle del resto de felinos, su esperanza de vida estará en función, principalmente, de virulencia del virus, de otras posibles infecciones que padezca el felino y también de su constitución física, edad y estado de salud general, especialmente, de su sistema inmunológico.
El veterinario nos recomendará fármacos para fomentar su inmunidad, además de algunos antibióticos para infecciones secundarias, las cuales representan la causa del 50% de muerte en gatos que, tras la realización de análisis de sangre, se les ha sido diagnosticada la leucemia.
Es igualmente importante que el gato continúe una vida normal pero vigilando su nutrición y estando muy pendiente de sus movimientos. Este cáncer acabará con el felino sino se toman medidas en un breve espacio de tiempo, por eso hay que ser concientes y luchar por mantener su calidad de vida.