Queremos que esa viralidad se quede solo ahí, en Internet, por eso desde Boehringer Ingelheim hemos lanzado la campaña “GatoViral” bajo el lema ‘¡No dejes que este gato se vuelva viral!’. Nuestro fin es concienciar sobre la importancia de la vacunación de nuestros amigos felinos para prevenir el contagio de enfermedades infecciosas.
En España hay 2,3 millones de gatos y se estima que, en 1 de cada 10 hogares, las familias conviven con al menos un ejemplar. Aunque te parezca sorprendente, la mitad de ellos no han sido vacunados este último año. Más de un millón de gatitos están en riesgo de contraer una infección por rabia, gripe o leucemia, entre otras patologías. Estas enfermedades son difíciles de tratar e, incluso, pueden llegar a ser mortales.
Gran parte del problema deriva de la desinformación de los dueños. Muchos piensan que si los gatos han sido vacunados de cachorros, ya están protegidos de por vida. En cambio, si queremos que nuestro compañero felino viva sano y feliz, tan solo lo conseguiremos con una vacunación periódica. El efecto inmune de las vacunas disminuye con el tiempo, por lo que es muy importante hacer recordatorios periódicos.
Hoy, en concreto, hablaremos de la vacuna contra el virus de la leucemia felina (FeLV).
¿Qué es el virus de la leucemia felina y cuáles son sus síntomas?
El virus de la leucemia felina (FeLV) es un retrovirus que afecta solo a los gatos, no se trasmite a los humanos. Provoca una disminución de glóbulos rojos y puede causar cáncer en las células sanguíneas, el intestino u otras partes del cuerpo. Esta enfermedad debilita el sistema inmunitario, por lo que el animal que la contrae es más vulnerable a sufrir otras infecciones secundarias.
Es frecuente que algunos gatos contagiados no muestren ningún signo de la enfermedad durante meses e, incluso, durante años. No es fácil de identificar porque los síntomas pueden ser bastante variopintos: desde la pérdida del apetito o deficiencias en el pelaje, hasta fiebre o diarrea.
Algunas veces, el propio gato desarrolla anticuerpos y se hace inmune, pero, por desgracia, la leucemia felina no se puede curar, es una enfermedad crónica. La infección puede llegar a controlarse y con ayuda del tratamiento adecuado el gato sobrevivirá. En el peor de los casos, si la infección se hace más persistente, puede ser mortal.
¿Cómo se propaga la leucemia felina?
Los cachorros son los más vulnerables a contraer esta enfermedad, pero ningún gato adulto sin vacuna estará protegido. Un gato infectado puede contagiárselo a otro sano a través de la saliva o el contacto sexual. Simplemente al lamerse y morderse entre ellos o al compartir los boles de comida y las bandejas de arena el virus se puede propagar. Asimismo, una gata embaraza podría transmitírselo a los gatitos durante el período de gestación o a través de la leche materna.
La incidencia de gatos con leucemia felina es más alta en la ciudad que en el medio rural. Esto se debe a que hay más cantidad de mascotas y gatos en las calles que en el campo y, además, la interacción entre ellos es mayor.
¿Cómo prevenir la leucemia felina?
¡Qué cierto es lo de más vale prevenir que curar! Sobre todo tratándose de enfermedades como el FeLV, que no tienen cura. Hoy en día, gracias a los programas de vacunación, se ha logrado reducir la incidencia de infección por leucemia felina. No obstante, en Boehringer Ingelheim queremos hacer hincapié en la importancia de la prevención con la campaña “GatoViral” y nuestro lema ‘¡No dejes que este gato se vuelva viral!’.
Si quieres proteger a tu gato frente al virus, tan solo la vacunación temprana y la administración regular de dosis de recuerdo pueden ayudarte. Porque todos queremos lo mejor para nuestras mascotas, te recomendamos que consultes a tu veterinario el protocolo vacunal más adecuado para tu amigo felino, y que sigas sus consejos.
¡No lo dejes pasar! Protege a tu gato y comparte con él muchos años de cariño y compañía.