Ya sabéis que vivo con muchos animales, prácticamente tengo un minizoo, jejeje, pero es que no puedo evitarlo, todas llegaron a mi vida de manera bastante casual y lo han hecho para quedarse.
Mi gatito mayor llegó una tarde de enero fría y triste, todo estaba gris hasta que lo vimos junto a un contenedor, era un bebé precioso con unos ojos dulces que no tenía a nadie más en el mundo, y en cuanto lo vimos se iluminó la tarde.
Por mi vida habían pasado todo tipo de animales excepto gatos, así que no sabía muy bien cómo cuidarlo. Lógicamente sabía que necesitaba comer y beber y que los gatos tienen que vacunarse. Pero claro, era una inexperta y esa primera tarde, un viernes, le di para comer una lata de esas baratillas de supermercado. Y como estaba muy sucio, al día siguiente lo bañé.
Cuando el lunes fui al veterinario al que solía llevar mis cobayas y pájaros me quedé asombrada al saber que lo había hecho todo mal. Al parecer debería haber comprado pienso seco para cachorritos, y a ser posible de una marca buena, y no debería haberle bañado pues no tenía puesta ninguna vacuna. Y ya puestos, lo metí en casa y no le di nada para las pulgas y parásitos internos. No nos contagiamos todos de milagro, porque lo metí en mi cama; inconsciente que es una.
De esto hace 14 años, no tenía Internet y claro, era imposible informarse. Hoy en día hay muchas opciones de consulta tipo El Portal del criador, un tienda online que además de vender mascotas nos dan muchostips para que cuidemos a las mascotas como se merecen y evitar estas cosas, especialmente si tenemos niños, como era mi caso, que podía haberles contagiado algo, ainnnns.
Hace tiempo os hablé de mis trucos para criar bebés gatitos sin madre,y os diré que en ese caso, además de consultar una y otra vez a mi veterinario me informé por Internet, pues ya era algo accesible para mí, y creo que no lo hice del todo mal, porque ocho años después siguen con nosotros y están requeteguapos.
Podría pasar horas hablando de mis mascotas, de mi gatito mayor que me inspira en los jueves reflexivos, de los cobayas, que me llaman en cuanto me ven por la mañana para que les dé su desayuno o de lo mucho que me río cuando mis gatos "juegan a las sillas", que es simplemente ver como se pelean todos siempre por el mismo sitio.
La chica parda de la izquierda es a adicta a la nata de la que os hablo más abajo, aunque ya no es bebé, es guapísima y muy esponjosa, la negra es mi talismán y mi tesoro y el bebé adorable de la derecha es mi gatito mayor hace 14 años, de ahí la mala calidad de la foto.
Creo que nunca os he hablado de mi primer animal, un perro al que quería tanto, pero tanto, que a día de hoy me cuesta hablar de él. Vivía en casa de mis abuelos, que estaba al lado de la mía, y tanto mi hermana como yo íbamos a verle constantemente, veíamos la tele echadas encima de él, paseábamos con él y era un hermano y compañero de juegos.
Él llegó a nuestra vida de pronto, y aunque yo solo tenía cinco años recuerdo perfectamente la primera vez que le vi, tan chiquitito que dormía en una zapatilla de mi padre, y le quedaba grande.
Mi querido perro era un pastor alemán, grande y amoroso, al que le encantaba dar larguísimos paseos con mi abuelo y bañarse en la playa invierno y verano, para luego sacudirse con mucha energía, salpicándolo todo de irisadas gotitas de agua salada. ¡No os imagináis cuanto lo echo de menos! Mis tentaciones de tener perro son enormes, pero con tantos gatos lo veo difícil. No obstante, si alguien me pregunta, con los ojos cerrados le recomendaré tener un perro, siempre y cuando sepan qué clase de perro quieren, que no es lo mismo tener un hermoso pastor alemán que nos acompañe en los paseos que comprar un bichón maltés para que nos haga compañía y nos mire de modo adorable. Ambos son maravillosos, solo hay que saber cuál se adaptaría mejor a nuestro modo de vida y así viviráfeliz y nos enriquecerá cada día. Y sea cual sea nuestra preferencia solo puedo añadir que un perro siempre es un gran amigo.
Esta foto tiene 37 años, lamento la calidad pero este chico era amor, ainnnns, cuánto le echamos de menos.
Creo que tampoco os he hablado nunca de las "adicciones" de mis gatos. Siiii, mis gatos, bueno, algunos, son adictos.
Los que recogimos del río son terriblemente adictos, dos de ellos a los quesitos y otra a la nata montada.
Lo de los quesitos podemos controlarlo y solo se los damos en Nochebuena, Nochevieja y en los cumples de cada animal o persona de casa, y la verdad es que lo llevan relativamente bien.
Pero la que tiene adicción a la nata...hasta el veterinario nos ha permitido darle un poquito a diario porque lo pasa tan mal cuando se la quitamos, que con ella hacemos excepciones.
En cambio el otro gato no tolera nada que lleve leche, se pone malísimo, así que a mi gatita le tengo que dar la nata a escondidas porque a él también le gusta y no puede tomarla, un cuadro, vamos, jejeje.
Y ya que últimamente me he aficionado a las infografías os dejo una con unos consejos de alimentación para gatos,porque tengo claro que es un tema del que se supone que sabemos y en realidad no sabemos nada. Yo misma les he dado cosas a los gatos que he tenido que ir corrigiendo con los años, y que han sido perjudiciales para su salud.
Es muy importante vigilar la alimentación de nuestros gatitos, aunque confieso que me salto lo de la leche con la adicta a la nata, ainnnns.
Y volviendo a las "adicciones", mis cobayas son adictos al pimiento rojo, y cuando, por alguna razón no tengo y les doy verde o amarillo lloran y no lo comen, así que tengo que ir a comprarlo para calmar su ansiedad. Menos mal que en este caso el pimiento les viene genial para sus cuidados(os hablé de ellos aquí)
Y no quisiera acabar el post sin recordar a las mascotas que ya no están, que para mí no son mascotas, son miembros de mi familia.
Además de los hamster, mi perro adorable y querido, varias tortugas y cobayas, quiero recordar a mi gatita, en la que pienso cada día y a la que dediqué un post hace tres años, una chica guapa y esponjosa que llegó para alegrarnos la vida.
Y mi agapornis, mi pajarita linda, que nos ha dejado un vacío difícil de explicar y de la que no puedo hablar sin llorar, nadie sabe cuánto la quería.
Y el último en dejarnos ha sido mi conejito, un chico listo y precioso que luchó mucho para curarse, al que echo de menos cada vez que veo algún cable mordido o cuando veo escarola en las tiendas, su debilidad.
Pero no quiero que me quede un post triste así que diré que a pesar del dolor por las ausencias tener una mascota es lo mejor que podemos hacer, nos llenan de alegría, nos enseñan a empatizar y compartir y crecer rodeado de animales nos hace sensibles y mejores personas.
Mi infancia fue muy feliz, pero no lo habría sido tanto sin mi perro, mis cobayas y todos los bichos que pasaron por mi vida, todos ellos me han enseñado algo que no he olvidado, a querer de manera incondicional.
Bueno, pues hasta aquí el post de hoy, que no quería acabar el año sin hablar de ellos, que tanto aportan y han aportado, que me llenan de alegría en los peores momentos y que son la alegría de la casa.
Y vosotros;¿tenéis mascotas?¿os imagináis la vida sin ellos?
¡¡¡¡¡¡Hasta mañana!!!!!