Las víctimas olvidadas de la violencia machista: No sin mi mascota

La relación entre el maltrato animal y la violencia de género, no es nueva.

Los estudios de esta conexión se han desarrollado inicialmente en países sudamericanos, pero fue el observatorio de género de Bizkaia el que publicó un estudio en 2019 en el que se establece la existencia de este vínculo entre el maltrato animal y la violencia a los miembros más vulnerables de la familia, especialmente mujeres, niños y ancianos.

Hoy María José Alamar de Aliter Abogados, escribe este post para hablarnos de esta realidad.

Esta violencia se plasma de dos formas:

Cosificando a los animales como instrumentos para hacerles daño a sus víctimas y someterlas.

Haciéndolas sufrir directamente en forma de “aviso” de lo que les puede hacer a ellas.

Los animales: eternos desprotegidos  

Las mascotas, al igual que los niños, son piezas vulnerables en el seno de las familias que a veces, no tienen voz.

En realidad, en estos contextos de violencia familiar difícilmente los animales no sufren directa o indirectamente violencia, a la que se suma a veces la invisibilidad en la que se pierden cuando el centro de atención desde fuera, familia, policía, y servicios sociales, no se centra en ellos si no en el bienestar de la mujer.

Olvidando a veces, que éste también pasa por el cuidado de sus mascotas, una vez superada la cosificación de los animales y la sensibilización de la sociedad con respecto a los sentimientos que se tienen hacia ellos.

En uno de cada cuatro hogares hay mascotas

Teniendo esto en cuenta, la posibilidad de que exista un animal en una casa donde se ejerza algún tipo de violencia intrafamiliar es muy elevada, por lo menos del 50%. 

Ello implica que las mujeres:

Vuelvan para “salvar a sus mascotas”.

O tarden más de lo normal en tomar la decisión de salir de los mismos, porque si se van, no pueden llevarse con ellas a su perro y no digamos a sus gatos, todo ello sin tener en cuenta otras especies que se pueden considerar domésticas.

Un maltratador de animales no tiene por qué maltratar a personas, pero éste último, casi seguro que lo ha sido antes con animales.
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Al final, la violencia no deja de ser un ejercicio de poder hacia aquellos que no se pueden defender y el maltratador va escalando peldaños.

Los datos indican que el 86% de los maltratadores de mujeres se ensañan primero con las mascotas y que el 56% de las mujeres que sufren maltrato y tienen animales, no abandonan la casa o soportan la situación por protegerlos.

Las casas de acogida no admiten mascotas

Si una mujer se va de casa, no puede llevarse a su animal de compañía ya que estos hogares no permiten su entrada. Y los juzgados de violencia de género, no contemplan a las mascotas dentro de las órdenes de protección, dejando de esta forma un fleco importante para que el agresor persista en su actitud. 

En estos casos, el animal sirve de instrumento al maltratador para infligir daño en sus víctimas, siendo además el propio animal el que se convierte en un daño colateral, ya que se le castiga.

Hay que tener en cuenta que las mujeres y los niños que sufren violencia intrafamiliar, pueden beneficiarse en gran medida de la recuperación propiciada por la convivencia con sus animales de compañía y en algunos casos, por la seguridad que les pueden proporcionar.

Es urgente proteger a las mascotas de la violencia doméstica 

En esta escalada de protección, nos falta incluir a los animales. No podemos dejarlos a merced de maltratadores. Ellos también son víctimas inocentes y si ofrecemos posibilidades adecuadas a cada situación, haremos posible que las mujeres, los niños y sus mascotas accedan a nuevas oportunidades alejados de la violencia.

Simplemente a título enunciativo mirad esta sentencia que reproducimos en la que se condena al acusado por un delito de maltrato animal en el ámbito familiar:

“Las lesiones que sufrió el perro, la reiteración de las patadas y el hecho de arrojarlo al vacío desde un segundo piso o por las escaleras son actos que revelan la crueldad del acusado al patear al perro y su acto posterior y el ensañamiento del acusado al lesionar al perro, siendo además el acto de agresión el perro injustificado ().

Ninguna duda cabe al Tribunal que la conducta cruel del acusado hacía el perro de su hermana puede ser incardinada en el ensañamiento () y ello revela que su intención era no solo golpearle sino aumentarle el dolor al perro, con rotura de hígado y otras heridas en boca y rodilla, la primera de gravedad y sus posibles secuelas y por el estado de shock en que llegó el perro al Centro Veterinario”

AUDIENCIA PROVINCIAL DE BARCELONA SECCIÓN Vigésima ROLLO Nº 475/06P. A. Nº 148/06 JUZGADO DE LO PENAL Nº 17 DE BARCELONA SENTENCIA  núm. 1044/2006

Para cualquier consulta legal relacionada con este tema o cualquier otro sobre derecho animal, te recomiendo que contactes con profesionales como Aliter Abogados.

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