La historia de Loryn ahonda en una característica propia de los animales, el instinto de protección y de cuidado hacia las crías, incluso en casos donde se trata de una especia diferente. Esta hermosa golden retriever vive en una granja y cuida a pequeñas cabras bebé que han quedado huérfanas.
La vida de Loryn
Loryn fue adoptada por una humana, Andrea Holley, y llevada a su granja. Allí, la perra es muy feliz corriendo por el campo y socializando con otros animales. La sorpresa llegó cuando Loryn se convirtió, de la noche a la mañana, en la madre de cuatro pequeñas cabritas que se habían quedado huérfanas: Mia, Dalila, Daisy Mae y Henry. Les brinda todo el amor posible, las cuida y les da el calor que, sin importar la especie, todos los animales necesitamos para desarrollarnos en un ámbito de cuidado y atención.En más de una ocasión, a lo largo del día, Loryn se acerca para ver cómo están las pequeñas cabritas. Esto lo hace movida por un instinto maternal que está presente en muchos animales. Además, las cabras también respondieron rápidamente a la presencia de Loryn como la del adulto responsable.
Esto era evidente en las primeras salidas al exterior. La perra las acompañaba y se quedaba atrás, vigilando y asegurándose que todo estuviera bien, pero las propias cabritas preferían no alejarse demasiado, sabiendo que cerca de Loryn estarían protegidas.
El amor maternal que refleja Loryn es un ejemplo de la manera en la que el animal se comunica a través de los actos. Por eso, cuando decimos que el perro es un gran amigo y compañero, que nos entiende y sabe leer las sensaciones humanas aún sin entender el idioma, estas historias no hacen más que evidenciarlo.
Loryn es, además, una figura en las redes sociales. Desde su Instagram comparten fotos de los demás animales de la granja, cachorritos de gatos que ha ayudado a criar y otros animales con los que comparte su tiempo y nos demuestra que la maldad no existe en los animales. El amor maternal y la solidaridad están dentro del ADN de los perros.