Querer a un perro

Querer un perro no implica solo escoger cuál te gusta más por sus cualidades físicas o de “raza”, querer un perro también implica darte cuenta de que lo invitarás a compartir tu vida, tu casa, tu espacio y que él también tiene necesidades y muchas veces no cumplirá tus expectativas. Querer un perro es estar dispuesto a amarlo en las buenas y en las malas, de cachorro, de adulto o de abuelo, amarlo cuando ladra y tenerle paciencia porque algo quiere decirte. Quererlo cuando muerda las paredes y el sillón, cuando corra y no te haga caso porque está expresando su naturaleza libre y juguetona. Llevarlo al médico porque está enfermo o se lastimó. Darle alimento digno y no “lo que sobra” sino lo que realmente puedes ofrecerle. Entender que un perro tiene gustos y disgustos y que lo que tu esperabas de él puede no ser compatible con quien en realidad es. Querer un perro no es cuestión de querer ni desear, ni añorar ni soñar. Querer un perro es entender que no tendrás solo “un perro”, que no es una cosa ni propiedad, sino un individuo único que coexiste y comparte la vida contigo con voluntad y su propia misión que cumplir.

Querer un perro es dejar de hablar de querer para realmente aprender a amar Querer a un perro es observarlo, tomarlo en cuenta, dejarlo decidir, dejarlo crecer, dejarlo expresarse, dejarlo plasmar su huella canina en este mundo. Querer a un perro es reconocer que pertenece a una especie animal distinta a la tuya y como tal tiene necesidades diferentes y específicas: como correr al aire libre, olfatear todo a su paso, explorar el mundo, jugar y conocer a otros perros. Tendrá miedos, inseguridades, enojos, frustraciones, alegrías, preferencias, amistades, tristezas, pérdidas, dolor, sueño, hambre, gozo, emoción por despertar a tu lado cada día, agradecimiento y amor mucho amor. Querer a un perro es comprometerte con todos los días de su vida pues dependerá de ti y tú eres lo único que tiene. Querer a un perro es estar dispuesto a descubrir y aceptar las lecciones que te ha venido a enseñar, porque si amas a un perro ya sabes que fue él quien se organizó para llegar hasta ti para ayudarte a reconectarte con la vida, con el presente, con el sol, la luna y las estrellas, con las plantas, con el cielo, con el aire y las montañas, pero sobre todo ayudarte a reconectarte el corazón.

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Etiquetas: Perrosreflexiones

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