Agilidad: La tensión entre las uñas clavadas en una superficie y los músculos de la parte superior del cuerpo ayuda a que dicha musculatura se estimule. Por eso el gato clava sus uñas en el rascador y tira haciendo fuerza contra la resistencia de las uñas para tonificarse.
Equilibrio: Existen miles de situaciones en las que las garras ayudan al gato a mantener el equilibrio y moverse de manera fluida y segura: agarrarse para seguir un camino estrecho, alzar su cuerpo hasta una percha alta o sujetarse sobre una silla con estabilidad mientras se acicala. Cuando corre por la casa y sube las escaleras, sus uñas actúan como clavos para proporcionarle tracción extra. Cuando escala, usa las uñas como crampones de montañismo, que le permiten alcanzar la cima con facilidad.
Habilidad: Mientras juega, las uñas atrapan los juguetes que vuelan por el aire y los sujetan. Un gato usa las uñas para rascarse cuando le pica o arrastrar hacia sí la comida.
Expresión: Las uñas sirven también para comunicarse con otros felinos o con el hombre. Una ligera extensión de ellas es una sutil forma de decir "Estoy cansado de que me sujetes y me apetece bajar al suelo". El gato utiliza las profusiones punzantes de sus garras para marcar su territorio ya que entre sus dedos posee glándulas de exudación, y al arañar impregna con su olor el objeto arañado, lugar éste que considerará como propiedad suya, y actuará sobre ella como tal.
Defensa y ataque: En algunos casos, las uñas actúan como salvavidas, permitiendo a un gato trepar a un lugar seguro o frustrar a un atacante. Con esta maravillosa arma, el gato además de agredir a su presa, la utiliza como mecanismo de defensa, sobre todo los que deambulan por fuera de su casa, o viven en campos. Además, las garras les sirven como anclas para subirse por el tronco de árboles, con toda rapidez, siendo en muchas circunstancias factor determinante en la protección de su vida, al proporcionarle un rápido y eficaz medio de escape, o de sujeción evitándole caídas y accidentes.
Percepción: Las zarpas son también sumamente táctiles y se emplean para investigar la textura, tamaño, forma y distancia de un objeto poco familiar.
La experiencia completa de arañar (el ejercicio, el impacto visual, el sonido de las uñas rascando) es un potente relajante para un gato. Las uñas de los gatos sanos y activos, se desgastan normalmente con el ejercicio y su vida cotidiana.
Quitar las uñas para evitar que arañe, no es recomendable en ningún caso. Además de todo lo expuesto anteriormente, los felinos las necesitan, se sostienen y caminan sobre toda la extensión de las garras, que cargan con todo el peso del cuerpo. Su ausencia puede provocar problemas musculares y articulares que pueden comprometer seriamente el bienestar físico y psicológico del animal.
Acostumbrar al gatito desde que llega a casa a dejarse recortar la punta de las uñas en caso necesario, e instalar un rascador o poste adecuado para fomentar el ejercicio felino y permitir arañar manteniendo así las zarpas en buen estado, son factores fundamentales para ayudar a tu gato a desarrollar su naturaleza de forma segura y aceptable para ambos.
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