A pesar de su juventud, Wang era propietario de una fábrica metalúrgica muy próspera que le hizo millonario, sin embargo, el día que su perro desapareció y no lo volvió a ver, algo cambió en su interior.
Recorrió las calles de su ciudad en busca de su perro y, aunque jamás logró encontrarlo, se topó con decenas de perros abandonados. La cruda realidad que llevaban tantos perros sin hogar le empujó a ayudarlos.
Sin apenas dudarlo, Wang tomó la decisión de invertir y crear un santuario al que bautizó como “Centro de Rescate Animal de Changchun“. Centro que a día de hoy sigue en pie gracias a la ayuda de numerosos voluntarios y al apoyo incondicional de su esposa.
Abierto desde 2012, Wang ha rescatado a más de 2000 perros a los que ha dado lo más parecido a un hogar: un techo donde resguardarse del frío y la lluvia, una cama donde dormir, cuidados veterinarios y comida y agua para poder alimentarse.
Y es que, recordemos que, el consumo de perro en China es algo normal, y al haber tanto perro callejero las autoridades aprovechan el envío de estos perros al matadero para aprovechar su carne y convertirlo en alimento.
El consumo de carne de perro es tan tradicional en China que son más de 10 mil los perros que son utilizados para el consumo de su carne al cabo del año. Por esta razón, Wang decidió gastar cerca de medio millón de euros de su fortuna para salvar la vida de al menos estos 2000 perros.
Toda una proeza y un acto de generosidad enorme para una persona que supo valorar la lealtad, el amor y la incondicionalidad de un perro.
Esperamos que muchos compatriotas de Wang sigan su ejemplo y cambien la forma de ver a los perros, no como comida y sí como las mascotas más generosas que uno pueda tener al lado.
Fuente: este post proviene de El encantador de perros, donde puedes consultar el contenido original.
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