Fue en las redes sociales cuando oí por primera vez sobre el proyecto Zoo XXI. Al ver el nombre, creí que sería algún plan de reforma o expansión de las plataformas zoológicas -que suelen tener sentido para los señores con bolsillos llenos de billetes, pero ninguno para los animales. ¡Cuán equivocada estaba!
A diferencia de las novedades y expansiones que se realizan hoy en día en estos espacios, Zoo XXI pretende innovar en beneficio de los animales, de la conservación salvaje, y del sistema educativo global.
¿Qué es Zoo XXI?
Es una propuesta internacional, impulsada por la Asociación Libera y por la fundación Franz Weber, para reconvertir los parques zoológicos tal y como se conocen hoy, y adaptarlos a la ciencia y ética de nuestra época, como ellos mismos dicen.
¿Qué quiere decir esto? Que los zoos pasarían a ser lugares muy dinámicos y respetuosos con atracciones virtuales y contenidos educativos interactivos. Se mantendría la presencia de aquellos animales que no pudiesen ser trasladados en un primer momento, además de aquellos que hayan sido rescatados para su recuperación y de aquellas especies autóctonas que formen parte de programas de reintroducción.
Podemos hacer que una institución que cada día es más criticada por su lógica obsoleta se transforme en un espacio para dar cobijo, atención, asistencia y oportunidades a animales que hoy no la tienen, a animales heridos, incautados de explotaciones, abandonados. Un zoo cuenta con los profesionales, el conocimiento y las instalaciones suficientes para pasar a ser un espacio de servicio social, animal, y ambiental; es en este punto donde radica nuestra propuesta.
En Zoo XXI no creen que cerrar los zoos sea la mejor solución, ya que i) muchos animales no pueden ser reintroducidos en su hábitat natural, ii) algunas especies necesitan un cuidado especial y controlado para no extinguirse, y iii) el propósito educativo sigue siendo de gran interés e importancia.
No hace falta terminar con los zoos; solamente con el concepto de zoos que tenemos hoy en día, un concepto que implica el uso de animales por parte del hombre. Así pues, hay que transformar el concepto actual a uno similar al de santuario o parque natural; zoos como espacios de conservación.
Un zoo más ético
Si vas hoy a un zoológico a ver animales salvajes, no vas a ver animales salvajes. Donde ves un elefante, realmente hay un cuerpo de elefante que no se comporta como lo haría en su estado natural y salvaje. Esto se refleja en movimientos estereotipados, actitudes violentas o solitarias, y situaciones de estrés –como podéis ver en este vídeo con imágenes del Zoo de Barcelona.
Zoo XXI pretende aproximar al público a este estado salvaje, a la auténtica naturalidad de los animales a través de contenidos virtuales y tecnologías audiovisuales muy desarrolladas que educarán no solo sobre el comportamiento animal, sino también sobre cuestiones éticas para una sociedad más consciente y respetuosa.
El equipo de Zoo XXI, además, propone un nuevo modelo educativo que nos acerca a la ética y a la empatía entre especies. Mediante las atracciones educacionales, pretende que el público aprenda no sobre los elefantes, sino sobre el elefante como individuo, además de como especie, teniendo en cuenta las necesidades e intereses concretos de un animal. Una dimensión que haría de la experiencia zoológica más emocionante, personal, y enriquecedora.
El interés radica en la capacidad de fomentar la curiosidad hacia nuestro entorno y estirar de esta curiosidad para saber más sobre los animales, las plantas, y los ecosistemas.
¿Por qué es necesario?
Si habéis leído un poco sobre zoológicos y otros espacios con animales en cautividad, os habréis fijado en la polémica que levantan. El problema principal que presentan es el bienestar de los animales. En muchos lugares es insuficiente o nulo directamente. Incluso en aquellos parques en los que éste está cubierto, siempre se descuida el bienestar emocional, la ética, o el propósito de conservación (por contra del propósito lucrativo o de entretenimiento).
Instalaciones o jaulas más grandes, más limpias, más dinámicas… son básicos que siguen siendo insuficientes. El proyecto Zoo XXI cuenta con científicos, zoólogos, etólogos y veterinarios, entre otros, que están de acuerdo en que los animales necesitan mucho más. El modelo actual de los zoológicos ha quedado obsoleto. Es por eso que hay que plantearse un cambio de paradigma.
Los zoos han experimentado grandes cambios en la historia. Muchos de ellos, por ejemplo, llegaron a tener humanos encerrados; personas pigmeas, esquimales, enanos, albinos… incluso hasta la década de los 60. Esto demuestra que son instituciones que necesitan una constante revisión y cambio.
La ciencia ya ha demostrado que los animales son seres que sienten y sufren, que tienen sus propias necesidades, intereses, objetivos vitales, expectativas, y rituales sociales. Es una realidad a la que deben adaptarse ya los diversos zoos del mundo.
¿Qué bien hace a los animales?
Por desgracia, muchos de los animales que ya han sido capturados o criados en cautividad no pueden ser reintroducidos en la naturaleza. No obstante, podemos hacer que dejen de vivir como prisioneros; la reconversión de los zoológicos dejaría de tratar a los animales como objetos de entretenimiento, bienes lucrativos, o víctimas de la explotación, el aislamiento, la depresión, y el estrés. Los animales pasarían a ser... eso, animales, seres vivos con necesidades que atender y derechos que respetar. Y la prioridad principal sería su bienestar físico y mental, su rehabilitación y conservación si fuese el caso y, sobre todo, la reproducción de su estilo de vida salvaje.
Además, sería una gran acción en contra de la industria de compra-venta y transporte de animales salvajes, puesto que no se necesitaría capturar o aprisionar a más especies. Ayudaría, pues, a muchísimos animales que todavía no han sido víctimas del hombre.
¿Qué mal hace a los humanos?
Ninguno. La transformación de los zoológicos no haría perder dinero, por ejemplo, ya que la mayoría de zoos son públicos y no se consideran una fuente de dinero para las ciudades. Además, los zoos en sí atraen turismo, pero no lo generan ni provocan –algo que podría cambiar si fueran espacios de referencia científica o medioambiental.
De hecho, un proyecto como el de Zoo XXI daría prestigio y respeto a aquellas ciudades o países que adoptaran el cambio, y las convertiría en lugares más respetuosos con el medio ambiente y con los animales –un título cuya importancia crece a diario.
También cabe mencionar que no se perderían puestos de trabajo, ya que los espacios serían mucho más transitados y se dispondría de nuevos contenidos y de un ámbito tecnológico más desarrollado -que crearía nuevas funciones, vacantes, y puestos de trabajo.
Propuestas progresistas como ésta son las que me dan esperanza en la lucha por los derechos animales. La transformación de zoológicos en santuarios y parques naturales es una propuesta que lleva tiempo circulando por los partidos animalistas y activistas, y a mi parecer, es un gran avance ético y medioambiental. Soy partidaria del proyecto, y estoy deseando ver cómo progresa.
¿Qué os parece a vosotros?