En comparación con otros roedores, como por ejemplo el hámster, el cobaya siempre se alimenta sin problemas durante el día y su longevidad lo convertirá en un compañero entrañable. Otra de las ventajas de cara a otros miembros de la familia de roedores, es que su reproducción es menos prolija, es decir, tienen menos hijos. Su carácter, tranquilo y nada violento, hace de este animal una mascota perfecta para la casa ya que, además, su domesticación es muy sencilla y se puede conseguir que obedezca órdenes.
¿Dónde ubicar a nuestro nuevo amigo?
Cuando tengamos que comprar la 'casa' de nuestra mascota, buscaremos una jaula tipo conejera de dimensiones bastante amplias, para que nuestro cobaya pueda campar a sus anchas sin sentirse presionado por los barrotes. Siempre buscaremos un espacio proporcional al tamaño del roedor para que éste juegue en la jaula. El ejercicio es muy importante para que nuestra mascota roedora permanezca con una salud de hierro ejercitando sus músculos diariamente. No debemos colocar en la jaula ruedas porque son dañinas para su espalda, debido a que ésta no es flexible.
En el suelo de esta jaula podemos extender sepiolita, que cambiaremos habitualmente debido a las defecaciones. Dentro de la jaula, dispondremos una pequeña cama donde nuestro cobaya pueda descansar por la noche, pero siempre construida de material absorbente.
Una buena alimentación
Hoy en día, gracias a la investigación nutricional, se han desarrollado comidas y dietas especialmente creadas para cualquier tipo de especie animal. Los cobayas, animales herbívoros, no son una excepción, ya que podemos encontrar en tiendas especializadas preparados alimenticios que equiparan los beneficios de una buena nutrición con los de un aspecto y sabor atrayentes. La comida la colocaremos en un recipiente de acero inoxidable.
La base de su dieta abarca desde el heno o la alfalfa para aportarle la cantidad necesaria de fibra, seguido de verduras y frutas (manzana, zanahoria y lechuga) hasta el pienso (sin pipas), que sólo es necesario cuando están creciendo. Estos productos deberán estar siempre frescos, lavados y secados para eliminar cualquier producto químico y deberán ser puestos en la jaula por el día. Las cobayas no saben sintetizar la vitamina C, por lo que la necesita de la dieta.
No podemos privar a nuestro roedor de una chuchería de vez en cuando, como pipas sin sal de girasol, por ejemplo. Además el hecho de pelar estas semillas entretiene a nuestro cobaya. El último detalle que no debemos pasar por alto es la existencia de un bebedero con agua que cambiaremos todos los días, eso sí, es mejor que el bebedero esté fuera para que nuestro amigo no lo estropee con sus dientes de roedor. La jaula deberá colocarse en un lugar de nuestra vivienda a resguardo de la luz directa del sol.
Higiene y enfermedades: cuidados básicos
Siempre manteniendo la precaución de evitar corrientes de aire, bañaremos a nuestro conejillo de Indias una vez cada tres o cuatro meses. Es importante que tengamos cuidado con la temperatura del agua: ni muy fría, ni muy caliente. Podemos hacer uso de un champú neutro para que su pelo luzca brillante tras secarlo, pero estaremos alerta permanentemente para que no se le meta jabón en los ojos.
A la hora de secarlo, optaremos por una toalla de algodón suave, nunca intentaremos hacerlo con un secador. Es bueno que cuando nuestro cobaya aún no esté totalmente seco, lo coloquemos un rato al sol, pero no demasiado. También procuraremos cepillarle el pelo para librarlo de polvo. Por último, si observamos pequeñas legañas en sus ojos, podremos quitarlas con la ayuda de un bastoncillo empapado en agua tibia.
La familia del cobaya aumenta
Si tenemos pensado buscar una pareja a nuestro cobaya para el apareamiento y la reproducción debemos tener en cuenta una serie de consejos prácticos. La pareja puede convivir pacíficamente y sin problemas dentro del mismo habitáculo. La edad ideal para criar cobayas está en los 8 meses y la hembra entra en celo cada 16 días. El embarazo es más posible durante las doce primeras horas y tiene una duración aproximada de entre 60 y 75 días, tras los cuales los nuevos 'inquilinos' verán la luz. A las 6 semanas de vida podremos separar a las crías de su madre, ya que, si lo hacemos antes suelen tener problemas de crecimiento.
Los bebés roedores de cobaya tienen dientes y pelo al nacer, incluso tienen la capacidad de oír y ver. Un cobaya es capaz de comer alimentos de carácter sólido desde el décimo día de vida, pero es importante que continúe con la lactancia diez días más. Es muy probable que, en un breve espacio de tiempo, veamos a los nuevos ocupantes de la jaula corretear en la misma puesto que, en apenas tres meses, pueden pesar ya alrededor del medio kilo.