Es muy común hablar de “el adiestramiento de un Bóxer” o “cómo se educa a un Yorkshire”. La raza parece jugar un papel central en la educación canina, por los rasgos genéticos que los individuos heredan debido a su crianza selectiva.
¿Cómo encaja aquí el perro mestizo?
¿Acaso no se le puede educar?
¿Hay que educarlo de una manera especial?
¿Y cómo se saben sus rasgos raciales si no tiene raza?
Quiero poner un poco de luz en todo este asunto.
En primer lugar, por supuesto, un perro mestizo se puede educar igual que cualquier otro perro. ¿Puedes apoyarte en los rasgos genéticos? No. Pero tampoco son tan importantes; muchos perros pura raza no encajan con el estándar racial, ¿y qué hay que hacer entonces? Dejar de pensar en la raza y pensar en el individuo.
Eso es exactamente lo que debes hacer para educar a un perro mestizo o criollo: pensar en él, no en sus genes.
En realidad no es nada difícil. Solo necesitas tener en cuenta dos cosas:
La personalidad del perro. Si es más tímido o más valiente, si es sociable o no, si le gusta mucho correr o prefiere estar tranquilo en casa. ¿Cuál es su comida favorita? ¿Y su juguete preferido?
Las necesidades del perro. Todos los perros tienen unas necesidades básicas, que son:
Alimento.
Rutina (sobre todo en cuanto a comidas y paseos).
Compañía (son animales sociales).
Ejercicio (como paseos y juegos).
Si suples estas necesidades, ya tienes la mitad del camino hecho. Solo tienes que utilizar sus gustos para enseñarle qué quieres de él. Por ejemplo, morderá su juguete y no tus zapatos si lo recompensas cuando lo hace bien, o lo rediriges cuando lo hace mal.
Y así, amigo, es como se educa a un perro mestizo: igual que a los demás.
Marcos Mendoza
PD: Si necesitas más información para educar, entender o mejorar el comportamiento de tu perro mestizo, ¿por qué no empezar por aquí?