El Akita es un perro de tamaño grande, fuerte y poderoso. En sus orígenes eran utilizados como perros de caza, llamados “Matagi Akitas”, pero a partir del siglo XVII fueron destinados para peleas de perros.
Es una raza con un gran significado en la cultura japonesa. Los japoneses regalan unas pequeñas estatuas de los Akita cuando nace un niño o cuando una persona esta enferma para expresar su deseo de felicidad y salud. Aunque los orígenes de la raza Akita se sitúan en Japón, esta variedad es originaria de ejemplares Akita enviados a Estados Unidos por el personal militar. Pasado unos años se empezó a criar esta raza fuera de sus fronteras japonesas y comenzó a llamarse Akita americano.
Es un perro como mucho carácter, dominante y territorial. Es muy inteligente pero a veces peca de ser un poco terco. Pero con una buena educación puede llegar a ser muy leal y obediente. Son buenos amigos de los niños, aunque son mejores las hembras para relacionarse con ellos que los machos, ya que estos tienen a enfadarse más fácilmente.
Lo más característico de esta raza es la forma de su cola, que está enrrollada por encima de su cuerpo. Tiene unas orejas pequeñas de forma puntiaguda y erguidas. Su pelo es liso y corto de doble capa y se puede encontrar en cualquier color.
Debe ser educado desde cachorro, ya que es un perro que le gusta mucho jugar mordiendo y si no se enseña correctamente desde pequeño, en un futuro puede ocasionar algún problema. Es imprescindible que desde que el primer momento en que le salgan los dientes tenga algunos juguetes que pueda mordisquear. Si va a estar con otras mascotas, también conviene acostumbrarle a ellas desde pequeño.
Suelen ser perros muy sanos, pero debido a su tamaño pueden padecer a lo largo de su vida displasia de cadera. También es habitual en algunos ejemplares el hipotiroidismo y la atrofia progresiva de retina, aunque esta última es más frecuente en perros de avanzada edad.
Imágenes/Flickr: Zero, leanne_collinge, livadoni.