El castigo a destiempo consiste en reñir al perro (encerrarle, pegarle, gritarle o un simple ¿qué has hecho?, p.ej.) por un comportamiento que ha hecho en el pasado (cuando ya han transcurrido unos minutos o más).
A lo largo de los años que llevamos trabajando, cada vez hemos de explicar menos veces a nuestros clientes lo contraproducente que puede llegar a ser el castigo a destiempo, y precisamente por eso, cada vez me sorprende (y entristece) más que aún haya propietarios de perros que lo usen, convencidos que el perro entiende perfectamente lo que se le está diciendo. Esperaba no tener que escribir este artículo nunca, ahora espero que todo aquel que lea este artículo destierre definitivamente y para siempre esta práctica.
La situación más habitual en la que se produce esta práctica es cuando el perro ha estado solo en casa y al llegar el propietario comprueba que ha realizado algún comportamiento indeseado: destrozos y/u orines. En ese momento el lenguaje corporal del perro hace pensar al dueño que está pidiendo perdón y que, por tanto, sabe perfectamente que se ha portado mal. En consecuencia, se le da un castigo, con la esperanza de que no se repita el suceso. (MAL)
Pues bien, he de decir, para empezar, que ESTA PRÁCTICA AUMENTA MUCHO LA PROBABILIDAD DE QUE SE REPITA EL COMPORTAMIENTO, ADEMÁS DE GENERAR OTROS PROBLEMAS.
Que los perros vivan solo en el presente quiere decir que no proyectan hacia el pasado (no piensan si lo que hicieron ayer estaba bien o mal) ni hacia el futuro (no se preocupan en saber qué pasará mañana). Es decir, que los perros vivan el presente quiere decir que asociarán la consecuencia a un comportamiento sólo si esa consecuencia llega en el momento del comportamiento o como mucho, unos segundos después.
Más de uno pensaréis: “Vale, eso ya lo he oído mil veces, pero entonces, ¿por qué pide perdón el perro cuando llego a casa, sólo cuando se ha portado mal?”.
Lo que percibe el perro es que cuando, EN EL MOMENTO PRESENTE, en el que coinciden dos situaciones, la consecuencia siempre es la misma: cuando llegamos a casa y hay un destrozo o un orín (o heces), el propietario se enfada y el perro se lleva una reprimenda. En consecuencia, en el momento presente en el que coinciden estos estímulos, el lenguaje corporal del perro tiene como objetivo intentar calmarnos y evita el contacto, físico y visual. De ahí a extrapolar que el perro piense: “Ah!, el jefe se enfada porque hay un destrozo o un orín, entonces, si yo no hubiera hecho eso, al llegar él no se enfadaría…”. Por suerte o por desgracia, los perros no pueden pensar así.
El castigo a destiempo en perros causa estragos en su sistema emocional.
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Ejemplos que os ayudarán a entender lo expuesto (la vida está llena de ellos)
Si tengo 5 años y un hermano, con el que discuto a veces pero que a raíz de estas discusiones me llevo siempre un bofetón, aunque la culpa sea suya, qué lenguaje corporal mostraré cuando hay discutido con mi hermano y mi padre (o madre) se acerque? BINGO! El mismo del perro. ¿Soy yo siempre el culpable de la discusión?.
Si soy un niño y cada vez que llega mi padre a casa voy a saludarle pero un día entra estresado y me llevo un gruñido. ¿Qué lenguaje corporal mostraré cuando otro día vaya a saludarle y vea que entra estresado? BINGO! El mismo del perro. ¿Soy yo el culpable de que ese día llegue estresado?
CASO REAL: Unos clientes me comentaron que tenían dos perras que nunca, de adultas, se habían orinado en casa. Adoptaron una tercera perra y al volver a casa veían que había un orín y en consecuencia, le reñían. En consecuencia a esto, cuando llegaban a casa y había un orín, la única que mostraba lenguaje corporal apaciguador era esta perra, las otras no. Un día dejaron una cámara de vídeo grabando y pudieron comprobar que era otra de las perras la que se meaba, por tanto, LOS PERROS NO PIDEN PERDÓN, SÓLO INTENTAN CALMARNOS. La razón por la que una de las perras había empezado a orinar fue una subida de estrés por la llegada de un nuevo miembro al núcleo familiar.
Bueno, espero que a estas alturas ya interpretaréis correctamente el lenguaje corporal del perro cuando lleguéis a casa, pero además comentaba al principio del artículo que aumentaba la probabilidad
1) de que se repitiera el comportamiento y
2) generar otros problemas.
La causa de los destrozos suele ser un exceso de energía (generado por malas rutinas y técnicas de adiestramiento) o ansiedad por separación (miedo a quedarse solo). Aplicar un castigo que el perro no entiende generará mucho estrés e inseguridad, lo que traerá como consecuencia más destrozos u orines (es la manera en la que liberan la frustración).
Rompemos el vínculo, el perro deja de confiar en nosotros, produciendo desobediencia en general (entre otras cosas). Además, el estrés e inseguridad que se induce en el perro puede provocar o aumentar la presencia de comportamientos agresivos u otros comportamientos indeseados.
Pensad en cómo os sentiríais si os castigaran por algo que no entendéis y por tanto, no podéis controlar.
El castigo a destiempo a un perro es como castigar a un niño o a un anciano por mojar las sábanas.
Si llegados a este punto del artículo tomáis la decisión de no castigar nunca más a destiempo, he de informaros que un “¿Qué has hecho?” dicho flojito tendrá el mismo efecto que el que tuvo cuando le gritamos lo mismo en el pasado. Lo que debemos hacer es entrar en casa siempre igual, independientemente de lo que haya hecho el perro en nuestra ausencia y si se ha portado “mal” en nuestra ausencia, averiguar la causa y tratarla, no fijarnos sólo en la superficie del problema.
Los casos de destrozos y conducta higiénica incorrecta, la mayoría de veces, se diagnostican y dan las pautas pertinentes con una sola visita a domicilio. Aplicando dichas pautas, no suele ser necesaria una segunda visita.
Noel Espinosa - Eurekan.es
Adiestrador, Etólogo y Educador canino
Máster en Etología clínica
Adiestrador Conselleria lic. cv-acc-54
Tel. 665.564.823
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