- El castigo (gritarle, tirón de correa...) supone un pico de estrés en el perro, si partimos de un perro estresado, el resultado será un perro más estresado. El estrés es el factor común a todos los problemas de comportamiento en los perros.
- Si el perro se comporta "mal" porque lo que quiere es llamar nuestra atención, nuestro intento por castigarle se convierte en un refuerzo (un premio) y el comportamiento empeora en vez de solucionarse.
- Si cada vez que ve un perro le damos un tirón de correa, se creará una asociación negativa (asociará el tirón con la presencia del perro) y muy probablemente se convertirá en un perro agresivo hacia otros perros.
- Para aplicar el castigo correctamente es necesario ser muy preciso en el momento, intensidad y modo de aplicarlo. Es intolerable que tras el tratamiento, ni un solo perro se pueda encontrar peor que antes de la terapia.
- El perro aprende a no realizar el comportamiento en nuestra presencia únicamente.
- Si intervenimos continuamente para evitar que se equivoque, conseguiremos perros dependientes e inseguros, en cambio, si le ayudamos a encontrar la solución correcta frente a un conflicto, obtenemos animales seguros de sí mismos y tranquilos.
- El refuerzo positivo obliga al perro a pensar, lo que implica que se hace menos reactivo (deja de usar la parte límbica del sistema nervioso para usar la parte cognitiva).
- Con el tiempo, el castigo ha de aumentar de intensidad para que el perro obtenga la misma sensación.
- Hay perros que se hacen adictos al castigo porque la secreción de hormonas (endorfinas) que se produce al aplicarlo es muy placentera.
- Los resultados con la técnica basada en refuerzo positivo son mucho más duraderos y fiables (son más reales) debido a que el perro se comporta como queremos porque le reporta beneficios.
- Si el castigo se aplica con una intensidad por debajo de la ideal (lo que ocurre a menudo con razas fuertes como Pit Bulls, Bull Dogs, etc.), el perro se activa y se vuelve muy reactivo (aumenta mucho la concentración de adrenalina en sangre), justo lo contrario que queremos. Si se castiga por encima de cierto umbral, diferente para cada perro y situación, el perro se repliega y se vuelve asustadizo.
Las teorías utilizadas en psicología humana se experimentaron previamente en animales. ¿Por qué seguir usando en animales el método de enseñanza que se usaba en humanos el siglo pasado?.
- Es mucho más creativo (y complicado) idear la manera de educar con refuerzo positivo que darle tirones al animal cuando muestre un comportamiento incorrecto.
- Si aplicamos el castigo sobre un comportamiento que hemos premiado y que seguimos premiando, se convierte en la peor tortura que se puede aplicar a un animal. Por ejemplo, no debemos darle un tirón de correa al perro cuando ladra si en otras ocasiones consigue nuestras atenciones por lo mismo.