Para que nuestro pequeño pueda desplegar todas sus habilidades, debemos poner de nuestra parte, para dotar nuestro hogar de todo lo necesario para que el gato practique conductas habituales en el medio natural como son la exploración y la búsqueda de alimento y que resultan absolutamente necesarias para su bienestar psicológico.
Para ayudarle en su integración en nuestro hogar, debemos tener en cuenta sus necesidades y adelantarnos a ellas, proporcionándole todos los elementos necesarios para que se sienta seguro. Para facilitar la convivencia, será necesario proveerle de varias “zonas” separadas, que incluyan:
Zona de descanso. A veces, nuestro gatito nos sorprenderá, dejando de lado la estupenda camita de lujo que le hemos comprado, e inclinándose por nuestra cama, nuestro sofá o la estantería más alta a la que pueda llegar. Que no nos extrañe. Muchas veces, su transportín o una simple caja de cartón con una toalla pueden ser camas estupendas.
Zona de alimentación. Un bebedero y un comedero, preferiblemente de cerámica o acero inoxidable y, por supuesto, separados entre ellos (los gatos en estado natural no comen cerca del agua) y ambos alejados de la bandeja sanitaria.
Zona de eliminación. Para ello elegiremos una bandeja sanitaria de bordes bajos (alejada del comedero y el bebedero). Debe ser lo suficientemente amplia como para que el gatito, cuando crezca, quepa entero y pueda moverse dentro con facilidad. Son muchos los gatos que rechazan la bandeja por ser demasiado pequeña o incómoda.
Zona de juego que, enriqueceremos, con juguetes apropiados, de los que hablaremos más adelante, y, muy importante, un rascador estable donde pueda afilarse las uñas, estirarse y escalar. El rascador debe ser firme y estable. No suelen servir aquellos que se cuelgan de las puertas, puesto que, si se mueve o se desestabiliza durante su uso, el gatito jamás volverá a usarlo.
Para que nuestro gato aprenda a utilizar correctamente el cajón de arena, es recomendable que lo dejemos en un lugar tranquilo y lo limpiemos correctamente de forma periódica.
El aseo general, también, es uno de los factores primordiales sobre el que tendremos que trabajar. El cepillado, cortarle las uñas... son cosas que el gato debe conocer durante sus primeras semanas de vida, periodo en el que se produce su socialización.
Por último, el factor alimentación es también muy relevante para mantener la higiene en una casa con gato. A partir de las cuatro o cinco semanas de vida, el gatito comienza a comer sólido y en este momento podemos ofrecerle pienso adaptado a su edad y/o condición física.