Los gatos caminan apoyados en sus dedos, poniendo sus patas traseras exactamente donde pusieron primero las del frente, esto con el fin de dejar menos huellas al andar. La sensibilidad en sus almohadillas, sobre todo en temperaturas extremas, se conjuga a la perfección con la resistencia que generan en terrenos punzantes. Por esta razón, debes cuidarlos de pisos particularmente calientes o de la nieve.
En sus almohadillas tienen glándulas que segregan una especie de aceite con un aroma único que solo sus pares pueden detectar. También cabe mencionar que los gatos sudan a través de sus patas, no solo para estabilizar su temperatura corporal, sino en situaciones de ansiedad, como las visitas al veterinario o para marcar territorio.
Almohadillas de gato
Los colores de sus almohadillas corresponden con el de su cuerpo y reflejan la tonalidad de su piel. Los gatos negros tienen almohadillas negras, los blancos las tienen rosadas, y por ejemplo, los atigrados, suelen tenerlas combinadas entre sí.
El principal cuidado debe ser con sus uñas uñas. Ten presente que los gatos necesitan afilar sus uñas de manera natural, a él no se le gastan cuando camina, a diferencia de lo que pasa con los perros, así que los rascadores son de gran ayuda para que él se entretenga con sus uñas y no utilice tus muebles y/o cortinas.
La limpieza de sus patas debe ser primordial. Aunque es menos frecuente que los gatitos caseros salgan de su hogar para dar paseos, puede ocurrir. Los gatos de pelo largo también necesitan que sus dedos y sus almohadillas estén totalmente despejadas para que puedan caminar. Es importante revisar con detenimiento si no presentan heridas o cortadas que se les puedan infectar.
En tiendas especializadas en pequeñas especies es posible adquirir protectores de almohadillas que previenen la irritación en casos de mayor actividad o si presentan sensibilidad. También que les ayuden en la cicatrización de posibles heridas.