El lunes os hablábamos del celo en los gatos y hoy os vamos a hablar del siguiente paso, del apareamiento de gatos.
Como os comentábamos, la finalidad del celo es conseguir que un gato y una gata acaben juntos para reproducirse y poder engendrar una camada de gatitos.
Una vez están juntos empieza el ritual de apareamiento, la hembra se revuelca por el suelo para intentar excitar al macho que, a la mínima que pueda, pasará al ataque para penetrar a la hembra. Evidentemente, si el macho lo intenta sin que la hembra le haya dado permiso se puede llevar un buen zarpazo, aunque eso no acostumbra a asustarlo y volverán a intentarlo.
En el momento en que la hembra acepta al macho esta se pone en posición de monta, que consiste en estirarse boca abajo pero con las patas traseras levantadas y la cola ladeada para dejar expuesta la vulva. También acostumbra a dar pisadas con las patas traseras y a emitir vocalizaciones para invitar al macho.
Momentos después el macho paso a la acción y penetra a la hembra mientras con los dientes la agarra de la nuca (hay quien dice que es para inmovilizarla aunque otras versiones dicen que es para aumentar la excitación de la hembra), justo el sitio que utilizan las gatas para transportar a sus pequeños. Durante este proceso, que no dura demasiado porque el macho eyacula en pocos instantes, la hembra irá emitiendo gruñidos pues el pene del gato está cubierto de una serie de púas que le provocan dolor. No es de extrañar que una vez el macho ha acabado la hembra se enfade y se lo quite de encima. A veces la hembra puede llegar a perseguir al macho por el dolor producido.
Si queréis saber más sobre el apareamiento de gatos os dejamos un par de enlaces con más información: Besos de gato y Mundo Pecuario.
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