Cuando se llega a la determinación de querer un animal de compañía en casa, hay que valorar los diferentes factores que permitan un mejor ajuste entre el carácter y comportamiento del animal y el de la familia en cuestión. Tanto perros como gatos pueden llegar a ser excelentes compañeros pero cada uno tiene unas costumbres y obligaciones diferentes, que no todo el mundo puede afrontar.
Hay que sacar el máximo partido a la relación humano-animal fomentando el juego y el contacto humano. Cuando se adopta a un gato deben tenerse en cuenta una serie de cuestiones para que su vida futura sea satisfactoria para ambas partes, y que sea para siempre:
¿Qué debo hacer?
¿De qué edad será tu gato? Es importante decidir esta cuestión de antemano, pensando muy bien si se desea un cachorro (hasta año y medio, aproximadamente, y según razas y mezclas), uno en edad adulta (más de dos años), o un gato anciano (son muy tranquilos y sosegados). Infórmate bien sobre las ventajas y los inconvenientes que supone el hecho de adoptar un gato en cada una de estas edades. La mayoría de la gente es reacia a adoptar felinos adultos, cuando en realidad el período de adaptación de éstos suele ser menor que en el caso de los cachorros, que sólo piensan en correr y jugar.
¿Cachorro o adulto? Se cree que un gato de corta edad se adapta con mayor facilidad al hogar que uno adulto. Pero un cachorro, además, puede tener el gran inconveniente de que su hiperactividad, propia de esta etapa vital, impida que captemos cuál es su verdadero carácter. Su forma de ser se esconde tras su necesidad de jugar; necesidad que, por otra parte, mantendrá durante toda su vida, excepto cuando enferme. Pero un felino no se adapta por la edad que tiene, sino por su carácter y el entorno en el que vive. De ahí que, en algunas ocasiones, sea mejor adoptar uno de edad adulta que se acomodará perfectamente a la familia y en un corto periodo de tiempo.
¿Conoces las necesidades básicas de un gato? El gato, como felino eminentemente territorial, organizará el lugar en el que viva en las diferentes áreas de la casa: zona de aseo (la bandeja, siempre en otra habitación distinta a la que tenga su comida); zona de baño (allí se lavará, o lo hará en aquel lugar donde esté cómodo); zona de comida (lejos de la bandeja del aseo); zona de dormir y zona de jugar. Esto no significa que un gato necesite una casa grande, sino que debe encontrar su comida y su bandeja en lugares adecuados para utilizarlas.
¿Tienes poco tiempo y tu gato estará solo a menudo? Es conveniente saber que es arriesgado adoptar una pareja, ya que en ese caso hay que castrar a ambos. En general la convivencia entre gatos suele ser sencilla, puesto que no hay gato alpha ni gato sumiso. Ambos reparten su territorio, que comparten con respeto, juegan y al cabo de un par de días suelen dormir abrazados o se lavan unos a otros, que es su forma de crear vínculos afectivos entre ellos, y con los humanos.
¿Tienes niños pequeños? Además de buscar un gato familiarizado con los niños, es extremadamente importante que éstos sean conscientes de que el carácter del gato es similar al de los humanos. A nadie le gusta que lo lleven en brazos inseguros mientras alguien grita en nuestra oreja. El niño aprenderá a conocer las diversas formas de actuar que tienen los seres vivos, a respetarlos y a quererlos. Sólo hay que explicarle que lo que le gusta al gato es correr tras una pelota, jugar con una cuerda que sostenemos entre nuestros dedos o cazar los zapatos del niño. Muchas personas creen que un felino, cuando salta sobre los pies y piernas de las personas con las que vive, es ?agresivo?, pero no es cierto. Cuando un gato salta sobre nuestros pies y piernas está pidiendo actividad porque se aburre. El juego no violento, divertido y rápido es el mejor camino para que se integre totalmente en la familia.
¿Tienes otros animales? Valora las posibilidades de convivencia entre ellos antes de adoptar un nuevo animal. Este animal no suele aceptar a los nuevos compañeros de hogar con facilidad, porque su territorio se ve reducido. La mejor táctica, si hay otro animal en casa (perro o gato), es que el nuevo inquilino sea instalado en una habitación bien acondicionada para que ambos se conozcan, a través del olfato, durante al menos una semana. Habrá que estar con el nuevo gato, hacerle compañía, que vaya conociendo a todos los miembros de la familia.
En el caso de que el veterano sea el perro, del que sabéis que tiene buena relación con los gatos, pasados 10 ó15 días, dejad salir al felino. Es conveniente no interferir, porque habrá bufidos, alguna carrera del gato y mucha curiosidad y miedo. Es totalmente natural. En pocos días la convivencia será una realidad, siempre que nadie haga aspavientos o se asuste demasiado.
Si el veterano es un gato, ya se habrán olfateado e identificado ambos. Durante algunas semanas es posible que haya bufidos y algún que otro manotazo sin importancia. Es importante no intervenir en estas ?tomas de contacto? ni castigar a ninguno de los dos, porque el castigo no es comprendido por los gatos y suele resultarle terriblemente doloroso, ya que son más apegados de lo que parecen. Con el tiempo, ambos encontrarán su sitio y convivirán sin problemas.
Tómate tu tiempo. Una elección precipitada te perjudicará a ti y al gato. Todos los centros de adopción de animales serios estarán encantados de asesorarte y responder a todas las preguntas que tengas antes de tomar la decisión final.
Averigua todo lo que puedas sobre la vida pasada del animal y de su carácter. En el caso del felino, es muy importante porque en la primera fase de convivencia todo será extraño y, con toda probabilidad, tendrá miedo y desconfianza. Hay que ganarse la familiaridad del gato hablando en voz normal o baja, con cariño y manteniendo situaciones tranquilas. Así encontrará la confianza y buscará vuestra compañía con mayor rapidez.
Cuida su salud. Una vez adoptado, lo primero que se debe hacer es llevarle al veterinario que lo vaya a tratar habitualmente. Ponle el chip, aunque no sea obligatorio en tu comunidad autónoma, porque en caso de pérdida será más sencillo dar con él.
En cuestiones de salud, el gato es fuerte y delicado al mismo tiempo. Una situación de estrés continuada puede generar que su sistema inmunitario se deprima, creando un momento idóneo para que las enfermedades oportunistas le ataquen. Es resistente y fuerte, pero debe ser vigilado. Cuando se esconde constantemente y no sale de debajo de la cama para comer o usar su bandeja, está enfermo y conviene observar su actitud para averiguar si hay un problema. Recuerda que el juego es esencial en sus vidas y hasta un gato de 15 años juega de vez en cuando. Por tanto, el factor actividad de tu gato te avisará de su estado de salud con mucha rapidez.
¿Qué no debo hacer?
No debes elegir un gato de un albergue o de una perrera solamente porque sea más barato. Un gato de un albergue necesitará las mismas atenciones y conllevará los mismos gastos que uno comprado. La compra tampoco es garantía de buena salud. En la infancia, hasta los tres meses, el gato vive de las defensas cedidas por su madre en la lactancia. Un cachorro al que se le ha diagnosticado una enfermedad vírica a los dos meses, puede estar perfectamente sano tras seis meses; y al contrario.
No te precipites. Piensa que tu compromiso tiene que durar toda la vida del animal.
No elijas al animal solo por su aspecto. Su forma de comportarse es mucho más importante que su belleza exterior.
No agobies a tu nuevo gato con mimos y carantoñas, por muy adorable que sea. Ten en cuenta que puede sentirse acosado y asustarse si lo haces. Dale tiempo y espacio para que se vaya acostumbrando a su nuevo hogar.
Son muchas cosas las que hay que tener en cuenta antes de adoptar un gato. Antes de dar el paso no olvides asesorarte e informarte al máximo sobre su comportamiento o su carácter. Si reflexionas bien, conseguirás el más afín a tus expectativas y el amigo más auténtico que puedas imaginar.
Fuente: Vetpunta; Acogelos.org