El Carlino es un perro en miniatura de hocico aplastado y cuerpo colosal. De impecable armonía, considerando su reducido tamaño, es una de las razas más antiguas, remontándose sus orígenes a más de tres mil años. Los carlinos se crían desde la época de la dinastía Chang (1751-1111 a. de C.). En la China Imperial era muy apreciado y llegó a ser considerado como un exquisito regalo de bodas para personajes importantes, como príncipes y emperadores. Se criaba en las ciudades sagradas de los eunucos, donde había espacios dedicados especialmente al cuidado de estos perros.
El pasado del Carlino
Muchas han sido las personalidades que han tenido como compañero a este pequeño can. Entre ellos podemos citar a Josefina de Beauharnais, cuyo esposo, el emperador Napoleón, no parecía compartir tal predilección por esta raza. Guillermo III introdujo el Pug durante su reinado en Inglaterra; Mª Antonieta, cuyo Carlino mostró un amor conmovedor por la infeliz soberana, acompañándola hasta que subió al cadalso; y los duques de Windsor, a quienes se les atribuye el mérito de recuperar el auge de la raza en Europa tras el silencio causado por la Segunda Guerra Mundial. También en Rusia llegó a ser muy popular durante el transcurso de este siglo, hasta el punto de que Boris Pasternak habló de él en su obra ?Doctor Zhivago?.
Existe cierta controversia respecto a su llegada a Europa. En España apareció a finales del siglo XV en la corte de la reina Isabel importado de Portugal, ya que en aquella época este país mantenía unas estrechas relaciones con Extremo Oriente. Por este motivo hay quien cree que el Pug llegó a la península ibérica antes que a otros países europeos, aunque algunos autores sostienen que Holanda fue el primer país donde se conoció esta raza. Argumentan que fue la Compañía Holandesa de las Indias Orientales la primera en importar bellísimos ejemplares de Carlinos a los que llamaron "mopshond".
Compacto, pequeño e inconfundible
El Carlino pese a su pequeño tamaño es un perro compacto y de compresión fuerte y bien proporcionado. Los rasgos más característicos son su hocico chato, su cara llena de arrugas que le confiere una expresión de enfado, aunque su carácter dulce. También llaman la atención sus grandes ojos negros.
La cabeza de los carlinos es grande, redonda y sin hendiduras. Por su parte el cuello es fuerte y grueso y termina en una espalda nivelada con un pecho amplio, lo que le confiere un aspecto fuerte. Es muy peculiar la cola de este ejemplar que debe dibujar un tirabuzón. Por último, las extremidades son rectas, paralelas y de un largo moderado.
Tranquilidad y fidelidad
Temperamentalmente, es un perro que a pesar de su carácter imperial y su expresión de enfado, se muestra siempre afectuoso y disponible. Convive estupendamente con niños, ya que al mostrarse cálido, suave y vivaz, su presencia resulta a la vez estimulante y tranquilizadora. Es un perro que ama el contacto físico con el hombre.
Pertenece a una especie muy sociable, rica en signos de comunicación y de una sorprendente expresividad. A pesar de su reducido tamaño, es fuerte y sólido y por ello no ofrece la imagen de fragilidad de otros ?toys? (termino utilizado para denominar a los perros de compañía de pequeño tamaño).
Fuentes de información: Club Español del Carlino y revista ‘El mundo del perro’ nº 326