Los perritos de la pradera se han convertido en curiosas y adorables mascotas deseosas de ocupar un lugar en tu hogar.
Su aspecto, entre ardilla y perro, recuerda la ternura de un dibujo animado que toma vida para convertirse en uno más de la familia.
Además de ser una especie entrañable y divertida, su inteligencia ante determinadas actitudes te sorprenderá: incluso puede llegar a responder por su nombre si pones en ello el empeño preciso.
Estos animales son seres cariñosos y piden de tu parte las mismas muestras de afecto de forma continua, de lo contrario se sentirán solos y tristes.
Son sumamente sociables, tanto con nosotros como con los seres de su misma especie. Prueba de ello es el estado natural en el que viven: grandes comunidades sumergidas en profundas madrigueras.
El perrito en estado salvaje
Suelen vivir en madrigueras de complicadas ramificaciones en forma de túneles, por lo que su visibilidad tiende a ser poco frecuente en su hábitat natural.
Podemos encontrarlos en las laderas de poca hierba de Norteamérica, Dakota, Oklahoma, Arizona, Nuevo México.
Su enorme atractivo como graciosos y fraternales animales de compañía ha hecho que muchas especies autóctonas, como las procedentes de México, estén en peligro de extinción.
Su longevidad llega hasta los catorce años, pero si pretendes enseñarle determinados aspectos, lo más conveniente es que los interiorice con menos de cuatro meses, pues a partir de esta edad el aprendizaje se hace mucho más difícil.
Ten en cuenta que son seres de naturaleza salvaje, por lo que su cría en cautiverio podría volverse muy complicada, ya que ambos sexos muestran una especial agresividad en los meses propicios: febrero y marzo.
Cuidados especiales del perrito de la pradera
Esta mascota es un ser especial que requiere cuidados muy particulares adaptados a su especie.
Por su naturaleza roedora, es imprescindible que gaste sus dientes continuamente. Lo más recomendable es proveerlo de una jaula de amplias dimensiones para que disfrute de un espacio reservado donde sentirse seguro.
Si lo vigilas, hazlo sigilosamente para que no se percate de ello, de lo contrario puede sentir desconfianza.
Posiblemente durante los primeros días se sienta extraño y permanezca solitario; conviene que le vayas demostrando quién eres poco a poco para que se acostumbre a tu presencia, algo que se consigue con el tiempo y con mucho cariño.
Las caricias, las palabras amables y los juegos le acercarán a nosotros y nuestro olor acabará resultándole familiar.
En cuanto a su alimentación, señalar que son seres muy glotones, algo con lo que debemos tener cuidado para mantener su salud estable.
Son herbívoros fundamentalmente y se nutren de vegetales diversos. Su dieta debe ser baja en grasas y rica en proteínas: heno, espinacas, calabazas, zanahorias y otros complementos, como determinadas barritas de cereales.
Hay que evitar en todo momento darle dulces o galletas, pues perjudican su nutrición y pueden provocarle sobrepeso. Siempre pondremos a su disposición abundante agua fría.
Imágenes: chadh, Metsu Design Studios, ffg / Flickr