La cotorra argentina responde al nombre científico de Myiopsitta Monachus. Pertenece a la familia de las psitácidas, mide hasta 30 cm. y pesa unos 150 gramos. Su distribución natural es en Argentina, Bolivia central y sur de Brasil. Actualmente existen grupos estables en España, principalmente en Barcelona y en la costa de Andalucía. También se han visto colonias en el norte de Holanda y en Estados Unidos.
Las cotorras argentinas son aves amistosas y muy adaptables, grandes habladoras y fáciles de domesticar, pero también son muy destructivas y ruidosas.
Las primeras cotorras argentinas en llegar a España lo hicieron a finales de los años 60, como aves exóticas que fueron vendidas y luego liberadas por sus dueños por lo escandalosas que llegaban a ser. Al no tener aquí una especie depredadora gozan de una alta tasa de reproducción, por lo que podrían llegar a convertirse en una plaga ya que pueden duplicar su número en cinco años. Son sociables con otras especies y se instalan fácilmente encontrando la manera de subsistir.
Dieta y jaula
En cautiverio su esperanza de vida es de entre 25 y 30 años. Por el contrario, en estado salvaje es difícil que lleguen a la década. Su plumaje es de color verde azulado, amarillo y blanco. Éste cubre todo su cuerpo, diferenciando a los jóvenes por tener el pecho y los ojos grises. Puedes alimentar a tu ave con legumbres, carne seca, maíz, trigo y piensos especialmente formulados para su correcta nutrición. Su dieta en su hábitat natural se compone de frutas, verduras frescas, forrajes, bayas, insectos, brotes, césped y hierba.
Si quieres, puedes alojar a tu nuevo amigo en una jaula o en una pajarera. Tiene un pico muy fuerte y destructivo, por lo que el alojamiento y sus comederos deben estar construidos con materiales resistentes y pesados para que no los rompa y evitar también que los use como juguetes. Se comercializan muchos accesorios especiales para poner en su jaula y evitar que se aburra.
A la hora de reproducirse necesitará un aviario con abundante matorral. Las parejas son de por vida y la época reproductiva es de agosto a noviembre. Depositan de cuatro a ocho huevos y la incubación dura de 26 a 28 días, a los 44 días de vida los polluelos ya pueden abandonar su nido.
No la sueltes nunca
En libertad construye sus nidos con forma alargada con una entrada ancha y dos cámaras, una externa donde se encuentran los progenitores y una interna para depositar los huevos y donde permanecen las crías hasta que crezcan un poco. La hembra es la encargada de hacer este nido con ramas entretejidas y ella será la responsable de la limpieza, de la ampliación del nido cada año y de la incubación de los huevos.
La introducción de esta especie puede ser bienintencionada o accidental, pero es contraproducente para el ambiente alterando el ecosistema, por ello se aconseja que evites la puesta en libertad. Si no puedes hacerte responsable de tu ejemplar, debes entregarlo a una sociedad protectora de animales o preguntar a tu veterinario de confianza.