El embarazo psicológico o pseudogestación canina es un fenómeno relativamente habitual en los perros. Puede surgir varias veces a lo largo de su vida, una vez que la hembra ha pasado el periodo de pubertad. También se denomina falsa preñez o pseugestación, términos más adecuados que el desacertado embarazo psicológico ya que, en realidad, no hablamos de una enfermedad mental del cánido, sino de un estado que se produce por causas naturales y de supervivencia.
Normalmente, los perros que viven en estado salvaje se agrupan en manadas y sólo una hembra es la encargada de procrear. Las restantes cumplen el papel de nodrizas, amamantando a la nueva camada mientras que la madre sale a cazar.
Es difícil percibir el estado de la pseudogestación caninade, ya que no hay ningún signo inequívoco que lo indique. Sin embargo, podemos advertir algunas pistas: inflamación de las mamas, aumento del apetito, nerviosismo y abultamiento del abdomen. En los casos más evidentes, las hembras que tienen falsa preñez llegan a producir leche, adoptan objetos (y si se da el caso, animales), como si fueran sus cachorros, e incluso pueden padecer partos en los que sólo expulsan placentas con agua.
Trauma pasajero
Este fenómeno se puede presentar en cualquier hembra que haya pasado la pubertad. La progesterona es una hormona que se encarga de preparar al animal para la maternidad. Prepara el útero para una posible gestación y se mantiene en el organismo del animal, provocando la producción de la prolactina, otra hormona a la que se debe el desarrollo de leche en las mamas y la aparición de comportamientos maternales en la hembra.
Cuando la perra no es fecundada, estas hormonas se mantienen en su cuerpo, en los mismos niveles de una hembra preñada, alterando todas sus funciones como si realmente fuese a tener cachorros.
Cuando ocurre aisladamente, no debemos preocuparnos en exceso. Si bien es cierto que un proceso ligeramente traumático para el animal, es un fenómeno evolutivo que no tiene consecuencias negativas para la vida normal de nuestra mascota. La mayoría de las hembras vuelven a la normalidad en dos semanas, sin necesidad de tratamientos veterinarios.
La lactación puede prolongarse durante un mes, o más si la perra tiene lactantes, ya sean reales, como cachorros de los que se haga cargo, o de juguetes u objetos adoptados como falsas crías.
Complicaciones
Si no queremos que nuestra perra tenga cachorros, puede ser buena idea el esterilizarla. La hembra que padece pseudogestaciones con frecuencia suele sufrir problemas de salud durante su madurez, como quistes ováricos y tumores en las mamas. Es por ello que, una vez que ha sufrido una falsa preñez, puede ser recomendable castrarla quirúrgicamente para evitar que nuestra mascota padezca enfermedades en el futuro.
Ante la pseudogestación, muchas veces acudir al veterinario no es necesario; en otras, sobre todo si el estado de la hembra nos preocupa, lo mejor será consultar con un especialista. El veterinario intentará averiguar si la perra está realmente embarazada realizando una radiografía.
En los casos menos graves, se suele indicar a los dueños que entretengan a su mascota con juegos que le hagan olvidar sus tareas como madre, o bien cambiando hábitos alimenticios. Los métodos homeopáticos se han revelado como tratamientos eficaces en casos graves, aunque también se suelen utilizar diuréticos y fármacos para controlar y contrarrestar el efecto de las hormonas en el organismo de la hembra.