El Bichón Maltés tiene su origen en la isla de Meleda, hace más de 3000 años. Las primeras referencias que tenemos de esta raza son gracias a los egipcios, puesto que en las tumbas de algunos faraones se han encontrado estatuas de un perro muy parecido a este bichón. También Aristóteles los nombra, aunque él los llamaba “canes malitenses”. Esto lo convierte seguramente en el perro faldero más antiguo de nuestra historia.
Los antepasados del Bichón Maltés quizá vivían en los puertos de las ciudades marítimas por todo el mediterráneo, y su misión era la de dar caza a los roedores y pequeños polizones no deseados que se colaban en las embarcaciones y en los almacenes. De hecho su nombre, “maltés”, viene de “málat”, que significa “puerto”.
Este perro es excelente como compañero. El Bichón Maltés es limpio, muy listo, cariñoso y vivaz, aunque no excesivamente activo, algo a tener en cuenta en un animal de su tamaño; por eso son una buena opción para personas mayores. Es también protector con su hogar; no le gustan los intrusos, y tratará de echarlos; como no es un animal que ladre porque sí se le puede educar como perro avisador.
El Bichón Maltés es perfecto para un hogar con niños, porque suelen ser muy comprensivos y tolerantes, pero no hay que abusar: debemos enseñar a nuestros pequeños que los perros no son juguetes. Son muy dulces y amorosos. Eso sí, es muy dormilón: pasa todo el tiempo durmiendo, si puede, cerca de su dueño.
Puede que no necesite mucho ejercicio, pero el Bichón Maltés debe tener su paseo diario, como cualquier otro perro, y aunque un apartamento es suficiente para él prefiere pasar tiempo al aire libre. También debemos prestar atención a su pelaje, que necesita cuidados especiales, y a la hora de acercarlo a otros perros hay que ser muy cautelosos: no son muy amigos de otros caninos.
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Marcos Mendoza