Una de las formas de comunicación más frecuente entre los perros que conforman una jauría está relacionada con las señales visuales. A partir de ellas los animales pueden reconocer el rango social de cada integrante del grupo y su estado de ánimo. Pueden ser utilizadas también por los seres humanos para comprender el estado emocional de un perro y lograr una mejor relación con el animal.
Todo propietario de un perro sabe que si su animal arquea el cuerpo con sus miembros anteriores descendidos y los posteriores elevados, al mismo tiempo que realiza rápidos movimientos con la cola, pone de manifiesto la actitud de invitación al juego. Después seguramente intentará perseguir a su compañero de juego o ser perseguido por él. Pero esta es sólo una señal visual. Conocer los movimientos y gestos de un perro permite comprender mejor sus actitudes Si bien estas señales se manifiestan en conjunto, podemos ubicarlas en tres sectores distintos para su mejor comprensión: cabeza, cola, patas y cuerpo.
La cabeza
Este sector es el más importante en lo que respecta a la expresión visual. El mostrar los dientes con la boca abierta llevando las comisuras labiales hacia adelante, con hocico y frente arrugados, orejas erectas y también inclinadas hacia adelante, la cabeza generalmente alta y la mirada fija indica un comportamiento de amenaza, agresivo, expresado por un animal seguro de sí mismo. Estos gestos y posturas se observan frecuentemente en los perros dominantes.
Por el contrario, un perro inseguro, que exprese sumisión o intención de huir, se manifiesta manteniendo la boca cerrada, con las comisuras labiales dirigidas hacia atrás, ojos no muy abiertos y orejas también hacia atrás en contacto con la cabeza, que habitualmente se mantiene baja. Cuando un perro presenta agresividad y temor al mismo tiempo -hecho que muchas veces sucede cuando el animal se ve acorralado- se produce una superposición de las pautas motoras de la huida y del ataque, dando lugar a expresiones intermedias que demuestran la situación de conflicto.
En oposición, las orejas erectas, la cabeza sutilmente inclinada, la boca relajada y levemente entreabierta indican un estado de atención totalmente desprovisto de miedo o agresión. En lo que respecta a las señales visuales a nivel de la cabeza, resulta importante tener en cuenta que durante el proceso de domesticación y creación de las diferentes razas caninas se provocaron cambios morfológicos, tales como orejas péndulas y pelos que cubren toda la cara del perro y de esa manera impiden ver sus ojos. Esto muchas veces dificulta la comunicación entre los animales y puede acarrear serios problemas entre congéneres simplemente por la falta de comprensión de las señales visuales.
La cola
La cola es también un indicador sensible del estado emocional de los perros. En el caso de la cola existen dos indicios a tener en cuenta. Uno es la posición y el otro el movimiento. En cuanto al primero, si la cola se halla suspendida, colgando desde la base, está indicando una actitud serena, desprovista de tensión. Luego existen dos posiciones extremas.
En una el perro eleva la cola por sobre su dorso y la ubica en forma perpendicular a éste; en este caso expresa un estado emocional de seguridad en sí mismo. La posición opuesta, que consiste en mantener la cola muy baja llegando incluso a introducirla entre los miembros posteriores, demuestra que el animal siente gran inseguridad y temor.
Dentro del grupo esta posición es adoptada por individuos sumisos, es decir, de un rango social bajo. Los perros ubicados en rangos sociales intermedios despliegan posiciones de la cola que se ubican entre los dos extremos mencionados.
En lo que respecta al movimiento de la cola, éste está relacionado con una situación de excitación. Leves movimientos, habitualmente cortos y rápidos, indican generalmente una actitud amistosa y sumisa sobre todo si la cola no está levantada. En cambio, si está ubicada en posición vertical y los movimientos son bruscos indican que son desplegados por un animal de gran jerarquía, cuyas probables emociones son la excitación sexual, lúdica o incluso la agresión. Por este motivo resulta de vital importancia observar otras actitudes del perro y el contexto en el cual se desarrolla la situación para poder realizar una correcta interpretación de sus emociones.
En este punto resulta importante aclarar que al cortarles la cola a los perros se los pone en clara desventaja con respecto a otros congéneres, ya que la ausencia de esta vía de información puede interferir en la comunicación de los animales. A su vez este hecho también puede dificultar la interpretación de las emociones de estos individuos por parte de los propios seres humanos.
Las patas y el cuerpo
En este sector también podemos encontrar señales que expresan diferentes estados de ánimo, emociones o mensajes. Un perro amistoso, que quiere informarle a otro sus deseos de jugar, se agachará con los miembros anteriores extendidos, el tren posterior levantado y la cabeza casi apoyada sobre el piso. Por el contrario, un perro poco amistoso aunque no momentáneamente agresivo se acercará a un congénere lentamente, bien erguido y con las extremidades tensas, lo cual constituye un mensaje de dominancia.
Si el receptor del mensaje es un animal sumiso que pretende dejar bien en claro su falta de intención agresiva, se echará de costado y podrá o no mostrar la panza. Pero si no está de acuerdo en someterse, adoptará una postura dominante y posiblemente erigirá los pelos del cuello y cruz. Esta es una postura de defensa activa -es decir, agresiva- que indica que existen grandes probabilidades de un inminente ataque.
La posición que adoptan los perros al momento de orinar constituye otra señal visual de suma importancia. Los machos frecuentemente levantan un miembro posterior en el momento de emitir la orina, comportamiento que está facilitado por la hormona masculina llamada testosterona. Por lo general, cuanto más dominante sea el perro, más elevará la pata cuando orine. Esto no sólo es un claro indicio de su rango social, sino también de la seguridad en sí mismo y de posesión del territorio.
Otras de las diferentes maneras que tienen para comunicarse visualmente es el llamado arañado o raspado del suelo. El perro "raspa" el suelo con una o más patas, generalmente después de defecar, dejando una marca visible. Esta marca está acompañada de una señal química proveniente de las glándulas sudoríparas ubicadas a nivel de las almohadillas plantares y de las glándulas sebáceas interdigitales.
El significado de estas señales, que son mucho más frecuentemente emitidas por los machos que por las hembras, es doble. Por un lado, al ser utilizadas por los individuos de mayor jerarquía del grupo y ser estimuladas por la presencia de otros perros constituyen una demostración del rango social del emisor. Por otro, está el hecho de que la marca dispuesta en el piso estará durante un tiempo, de esta manera informan que el territorio en cuestión tiene dueño.
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