El Pastor Alemán es una raza canina que, además de poseer una gran belleza y un carácter sólido, presenta una cierta tendencia a padecer determinadas enfermedades que pueden evitarse o controlarse si su alimentación es adecuada. Aunque es cierto que los ejemplares de pura raza presentan una mayor incidencia de patologías relacionadas con la misma, también pueden padecerlas los mestizos o cruces. Analizaremos los tres puntos clave que deberemos tener en cuenta para cuidar de la salud de nuestro can.
Primer punto: piel y pelo
El pelaje del Pastor Alemán, ya sea corto o largo, debe ser muy abundante, estar sano y brillante y no presentar zonas calvas, seborrea u olor. Una de las visitas más frecuentes de este can al veterinario se debe a la presencia de hot spots o eczema húmedo. Generalmente, durante las estaciones de primavera y verano, cuando aumenta la temperatura, se observan zonas circulares alopécicas (sin pelo), eritematosas (enrojecidas) y muy irritadas localizadas en las extremidades posteriores o en el lomo. El animal se lame y mordisquea constantemente y por ello da la imagen de estar ?mojado?. Se resuelven fácilmente con antibioterapia y desinfección.
Las alergias son habituales en esta raza. Suelen cursar con alopecias, prurito (picor) y, en función del grado de alergia, surgen importantes lesiones dérmicas. Las seborreas grasas también suelen darse en el Pastor Alemán. Esta alteración consiste en una sobreproducción de sebo por parte del animal. El pelo se ve pobre, apelmazado e, incluso, podemos ver descamaciones dérmicas grasientas. Por otro lado, el perro desprende un fuerte olor a rancio. En estos casos, requeriría un tratamiento específico.
Las piodermas o infecciones de piel, que pueden ir desde superficiales a profundas en función del grado en el que esté afectada la piel, también son frecuentes en esta raza. Enseguida hacen acto de presencia granitos con o sin pus (pústulas o pápulas), existe un intenso picor, surgen zonas alopécicas, áreas costrosas, etc.
En cualquier perro una alimentación adecuada es básica para mantener una piel y pelo sanos, pero en el caso del Pastor Alemán resulta imprescindible. La presencia en determinados preparados alimenticios de ácidos grasos esenciales, como los Omega 3 y 6, ayudarán a mantener su piel intacta y sana, dificultando la instauración de bacterias o parásitos. Además, tienen propiedades antiinflamatorias e inmunomoduladoras. Las primeras disminuyen parte de los signos que se dan habitualmente en las enfermedades dérmicas, mientras que las segundas mejoran la respuesta inmunitaria del animal.
Segundo punto: articulaciones y esqueleto
Una de las grandes lacras de esta raza canina es la displasia de cadera. Se ha hecho mucho por la erradicación y control de esta enfermedad: seleccionando ejemplares, realizando chequeos radiográficos estandarizados tanto a hembras como a machos, certificaciones, etc. Sin embargo, aún existen ejemplares adultos y cachorros que presentan esta enfermedad.
Los animales que la padecen desarrollarán diferentes grados de artritis y artrosis. Deberán someterse a cirugías traumatológicas y recibir medicación casi de por vida. Además, las artropatías son otro punto flaco del Pastor Alemán (artritis, artrosis, osteoartritis, etc.) que debemos prevenir en la medida de lo posible. La artritis es un problema importante en los perros de edades medias a geriátricas. Existen diferentes formas, dependiendo de si es degenerativa o inflamatoria. El cartílago articular degenera y aparecen neoformaciones óseas en los márgenes articulares, que producen una degeneración aún mayor, además de intensos dolores en esa articulación.
El control del sobrepeso es un aspecto importante para evitar este tipo de patologías. Un animal obeso sufrirá mayor estrés y sobrecarga en sus articulaciones, favoreciendo el desgaste articular y la aparición de signos de artritis y artrosis. También se deben evitar los crecimientos bruscos de cachorros. Éstos deben realizar un crecimiento paulatino, por lo que hay que evitar sobrealimentarlos.
Otro aspecto importante en la prevención y control de estos procesos articulares son determinados factores nutricionales: ácidos grasos, condroitina, glucosamina y antioxidantes. Los ácidos grasos esenciales cumplen un papel importante en los procesos inflamatorios articulares, mientras que la glucosamina es un aminosacárido que actúa como precursor para la síntesis de los glucosaminoglicanos, tanto en el cartílago, como en la zona sinovial. El cuerpo es capaz de sintetizarla, pero en situaciones urgentes que demandan elevadas cantidades (como en la osteoartritis) un aporte externo de esta sustancia es esencial.
Por su parte, la condroitina o condroitín sulfato estimula la formación de cartílago e inhibe la actividad de degradación en el mismo. Tanto la glucosamina como la condroitina son considerados condroprotectores (protectores del cartílago) por favorecer la formación y regeneración del cartílago articular. Por último, los antioxidantes (vitamina C, vitamina E, etc.) ayudan a reducir al mínimo la acción de los radicales libres tóxicos, implicados en la formación de la osteoartrosis y mejorando la sintomatología.
Tercer punto: aparato digestivo
Los problemas gastrointestinales son habituales en el Pastor Alemán y en cruces de la raza, destacando principalmente la insuficiencia pancreática exocrina, los procesos diarreicos y la deficiencia de inmunoglobulina A. La insuficiencia pancreática exocrina se define como una deficiencia en la absorción de nutrientes debido a la inadecuada producción de enzimas digestivos. Sus síntomas son diarrea acuosa, crónica, continua o intermitente, aumento del volumen fecal, flatulencias, coprofagia, mala digestión, etc. El animal pierde peso y su pelo presenta un aspecto pobre.
La deficiencia de inmunoglobulina A cursa también con diarreas y una digestión alterada de las proteínas, grasas, vitaminas y minerales. Cuando un perro padece diarrea de forma crónica, se destruye progresivamente su barrera intestinal, que le protege frente a infecciones por virus, bacterias, parásitos, etc., favoreciendo la aparición de otras enfermedades. Para esta raza, con un aparato digestivo tan delicado, es imprescindible que la alimentación que reciba sea de una elevada digestibilidad, con proteínas de alta calidad y con un nivel moderado de fibra.
El pavo es una excelente fuente de proteínas, tanto por su elevada calidad como por su gran digestibilidad. Por las mismas razones es elegido el arroz como fuente de carbohidratos. Recordemos igualmente que, el uso de ácidos grasos esenciales en la dieta, por su efecto antiinflamatorio, ayudará a controlar la posible inflamación intestinal.
La incorporación de aceite de coco en la dieta del Pastor Alemán es acertada, ya que es rico en ácido láurico, un ácido graso de cadena media que es transformado por el organismo en otro ácido con capacidad antivírica, antibacteriana y antiprotozooaria. Es capaz de destruir la capa lipídica de ciertos microorganismos (giardias, herpesvirus, citomegalovirus, helicobacter, listeria, etc.) causantes de graves trastornos gastrointestinales.
Por tanto, si mantenemos un intestino sano, sin diarreas que destruyan la capa protectora intestinal y que favorezcan la introducción de organismos patógenos, el Pastor Alemán se mantendrá sano y en buena forma física, asimilando todos los nutrientes que le ayudarán a proteger sus articulaciones, su piel, su pelo y todo su organismo.
Fuentes: Affinity Petcare