Muchas veces cuando decidimos adoptar a un perrito tenemos claro que queremos una raza grande. Pero, ¿estáis seguros de la decisión? Tener un perro grande conlleva más dificultades y sacrificios según las circunstancias de vuestro hogar que tener un perro más pequeño.
Muchas personas comenten el error de pensar que solo los perros grandes son los “de verdad” ya que son fuertes y robustos. Ahora bien, no hay que olvidar la otra cara de la moneda. Y es que son perros más difíciles de controlar a nivel físico. ¡Cuantas veces vemos a personas siendo paseadas por sus perros!
Lo primero que hay que preguntarse a la hora de adoptar un cachorro grande es si seremos capaces de darle la vida que se merece. Las raciones de comida son más grandes, el espacio que necesitan es mayor, las necesidades de movimiento y deporte, etc. Y es que para desarrollar correctamente su musculatura han de moverse más.
Lo que os aconsejamos es ver cuáles son vuestras circunstancias para elegir al perrito y no al revés: decidir el perro y adaptarle a tu hogar.
Si vuestro hogar es el adecuado, tenéis tiempo suficiente para educarlo y cuidarlo, y podéis permitíroslo, entonces os animamos a adoptar a un perro grande. Si no estáis seguros, replanteaos la idea y mirad qué perro se adapta mejor a vuestra vida.