Diez reglas de oro para mantener sanos nuestros peces de acuario

Que nadie se llame a engaño, en este artículo no podréis encontrar recetas maravillosas e infalibles, pero sí algunos consejos. Reglas que todo el mundo conoce y aconseja, pero que por tan repetidas casi nadie tiene en cuenta. Son diez auténticas reglas de oro.

Autor: Ángel Garvía 1ª Publicación: 1997 (Revisado) (artículo recuperado de la genial y extinta web Acuario Profesional).

Que nadie se llame a engaño, en este artículo no podréis encontrar antibióticos maravillosos que curan todas las infecciones, ni desinfectantes mágicos que hacen desaparecer todos los parásitos, ni ninguna otra cosa por el estilo. No van por ahí los tiros, se trata simplemente de diez consejos que os ofrezco.

Corydoras metae
Corydoras metae (Photo credit: Wikipedia)
Son simplemente reglas de sentido común. Reglas que todo el mundo sabe, pero que a la hora de la verdad muy pocos aplican. Reglas que todo el mundo conoce y aconseja, pero que por tan repetidas casi nadie tiene en cuenta. Son auténticas reglas de oro.

(1) LO PRIMERO INFORMARSE

No por ser tan repetido es menos verdad. El primer paso ante la responsabilidad de mantener cualquier ser vivo es informarse de sus necesidades básicas. Una vez conocidas estas, uno debe enterarse si puede satisfacerlas en cautividad con los medios que tiene a su alcance. Se podría decir que existe un tipo de pez adecuado para cada tipo de aficionado; únicamente hay que buscar lo suficiente y, para esto,
nada mejor que informarse.

Para estar bien informados podemos recurrir a varias fuentes. Lo más clásicos son los libros y revistas especializados en acuario. Los primeros son más completos, pero van perdiendo vigencia con el paso del tiempo, por esto es importante fijarse en la fecha de la edición original, antes de su compra. Las revistas, por el contrario, tratan temas más puntuales pero tienen la ventaja de que siempre están al día, son la actualidad misma. Además, suelen incluir un servicio de correspondencia que puede ser muy efectivo, si no se dilata mucho la contestación.

También está la información personal, la que los expertos en publicidad denominan "boca a boca" y consideran más efectiva. En otras
palabras, el contacto directo con otros aficionados a la acuariofilia. Y que mejor foro para este contacto que una asociación de acuariófilos. Sus locales sociales son punto de encuentro de aficionados, expertos y novatos, que comentan e intercambian anécdotas y experiencias de todo tipo. Seguro que siempre habrá uno que te pueda aconsejar en tus dudas. Si tienes la suerte de residir en una ciudad que alberge una asociación de este tipo no lo dudes asóciate, te costará muy poco dinero al año y le sacarás mucho provecho. Y sino es así, siempre
puedes recurrir a hacerte socio por correspondencia. A través de cartas y recibiendo el boletín, que edita cada asociación, también se puede estar en contacto.

El uso de Internet, otra forma más de informarse, otorga posibilidades realmente impresionantes. Ofrece información de cualquier lugar del mundo y acceso a multitud de museos, acuarios públicos y otras instituciones de gran interés; además de multitud de web especializadas en acuariofilia. En los foros, no cabe duda, se pueden encontrar consejos y experiencias muy interesantes, pero ojo, parece que Internet ofrece una especie de anonimato en el que muchos se aventuran a dar consejos, y no siempre cuentan con la experiencia necesaria. Hay que ser cauto.

(2) ELIGE DONDE ADQUIERES TUS PECES

La orientación o el consejo que pueda proporcionar el profesional del comercio en el que se está comprando los peces es fundamental, en especial para el aficionado con poca experiencia. De él depende que este acuariófilo que comienza llegue a consolidarse o acabe guardando su acuario en el trastero, porque se le mueren los peces. Doy por supuesto que un comerciante profesional no va a vendernos a sabiendas peces enfermos y otras "cosas" por el estilo. Por si acaso, como en todos sitios cuecen habas, no estaría de más informarse como se reconoce un pez enfermo.

English: Acuario 9 in Sala Humboldt of Aquariu...
English: Acuario 9 in Sala Humboldt of Aquarium Finisterrae (House of the Fishes), in Corunna, Galicia, Spain. Español: Acuario 9 en la Sala Humboldt del Aquarium Finisterrae (Casa de los Peces), en La Coruña, Galicia, España. Galego: Acuario 9 na Sala Humboldt do Aquarium Finisterrae (Casa dos Peixes), na Coruña, Galicia, España. (Photo credit: Wikipedia)
(3) REDUCE AL MÍNIMO EL TIEMPO DE TRANSPORTE

El transporte desde la tienda hasta el domicilio se realiza en la bolsa de plástico que proporciona el mismo comerciante. Para transportes cortos es más que suficiente, pero siempre hay que intentar reducir el trayecto hasta el acuario, protegiendo la
bolsa de las temperaturas extremas. Los mayores problemas se suelen dar en invierno, por enfriamiento del agua, pero también en verano puede ser problemático un calentamiento excesivo del agua, pues reduce el oxígeno disuelto en la misma. En transportes largos se debe introducir en la bolsa aire, mediante un compresor,
o incluso oxígeno, mediante una bala del mismo gas.

(4) ACLIMATA LOS PECES NUEVOS

El agua del comercio en el que has comprado tus nuevos peces, o la del acuario del amigo que te los ha regalado, tiene unos valores concretos de pH, dureza, temperatura y otros parámetros físico-químicos. Estos valores no tienen por que ser mejores ni peores que los de nuestro acuario, pero casi seguro que son diferentes. Un cambio brusco de una a otra agua puede producir a los peces, además de stress, lesiones e incluso la muerte. La aclimatación consiste en facilitar a los peces nuevos el cambio traumático que supone para ellos la adaptación al agua de nuestra instalación. No se lo pongamos más difícil.

Por regla general, para una correcta aclimatación basta con que dejemos flotar, en nuestro acuario, la bolsa con los peces nuevos por espacio de unos 20-30 minutos. Con esto conseguimos igualar las temperaturas de ambas aguas. El paso siguiente es abrir la bolsa de los peces e ir introduciendo en su interior pequeñas cantidades del agua de nuestro acuario, a lo largo de otros 30 minutos. El último paso es capturar a los peces nuevos con un salabre y soltarlos en nuestro acuario. Si la diferencia de pH o dureza es significativa, algunos peces requieren una aclimatación más lenta que el resto. Estoy hablando de horas, incluso de 10 o 12 horas. Es el caso de ciertas especies de barbos, labeos y botias, como por ejemplo los barbos tigre o tetrazonas, las botias payaso y los tiburones o labeos bicolor.

(5) CUARENTENA OBLIGATORIA

Las prisas no son buenas. A pesar de que un pez tenga un aspecto inmejorable, sin ningún indicio de enfermedad, puede en realidad estar incubando una infección o ser portador crónico de algún parásito. Y esto ni siquiera el mejor y más listo de los ictiopatologos es capaz de poder asegurarlo al cien por cien. Por otro lado, muchas de las enfermedades que aparecen en ejemplares recién introducidos en el acuario son originadas por bacterias y protozoos oportunistas. Estos organismos viven normalmente en el pez sin producir daño alguno, pero aprovechan la bajada de defensas naturales que sufren los animales, como consecuencia del estrés de traslado y adaptación, para proliferar y desencadenar una enfermedad.

Únicamente un aislamiento inicial, por un periodo mínimo de 10-15 días, en un acuario de cuarentena (distinto del principal, pero con agua de las mismas características) permite asegurar, en la medida de lo posible, que junto con un nuevo pez no estamos también introduciendo un problema de salud.

(6) ALIMENTA CORRECTAMENTE A TUS PECES

Una correcta alimentación de peces de acuario se puede definir con dos palabras: cantidad y variación. La cantidad de alimento que debemos dar en nuestro caso concreto únicamente la podrá dictaminar la propia experiencia; sin embargo, existe una regla general: mejor un poquito de comida varias veces al día, que mucho de una sola vez. El término "poquito" se puede interpretar como la cantidad que los peces de un acuario consumen en un intervalo de cinco minutos, es decir que pasado este tiempo no queden restos de comida flotando en la superficie ni depositados en el fondo.

Por experiencia he podido constatar un dicho muy arraigado entre los profesionales de la acuariofilia: "mueren muchos más peces por exceso de comida, que por falta de ella". La comida que no se consume y queda depositada en el fondo del acuario, entra rápidamente en putrefacción y provoca graves problemas de contaminación y crecimientos bacterianos no deseables.

Si hablamos de la variación, no cabe duda que siempre es bueno alternar diferentes tipos de comida, pues además de estimular el apetito de los animales, evita la aparición de enfermedades carenciales. Se entiende por enfermedad carencial la que sobreviene como consecuencia de una alimentación carente, o por lo menos escasa, en uno o más elementos esenciales para el metabolismo del pez. Entre las más conocidas y frecuentes están las hipovitaminosis, producidas por dietas deficientes en alguna vitamina.

El abanico de alimentos para peces de acuario y estanque que ofrece actualmente el mercado es amplio: desde comida seca (escamas, sticks, granulados o liofilizados) a alimento congelado (artemia, larvas, etc), pasando por algunos alimentos vivos (tubifex, artemia, etc). La alternativa es fabricar nosotros mismos el alimento, las tan conocidas entre los acuariófilos papillas caseras. Cada tipo tiene sus ventajas e inconvenientes, que cada uno debe valorar en su situación personal.

Diez reglas de oro para mantener sanos nuestros peces de acuario


Una dieta basada en alimento seco comercial, alternando dos o tres veces por semana con alimento congelado y/o vivo es totalmente valida y equilibrada para la mayoría de las especies de peces de agua dulce y fría que pueden mantenerse en acuario. Con esta dieta se satisfacen los dos puntos de vista que entran en conflicto en este tema: comodidad del aficionado y nutrición equilibrada de los peces.

Tubifex (Photo credit: Max Kueng)
Evidentemente existen excepciones y algunos peces no llegan a aceptar totalmente alimento seco, en especial de peces marinos, pues entre estos son más frecuentes las especies reacias a alimentarse en cautividad. Pero si hemos tenido previamente en cuenta la regla número 1 ("Lo primero informarse"), al adquirir estas especies delicadas ya éramos conscientes de estos inconvenientes y deberíamos haber previsto como ofrecerles una dieta adecuada.

Algunos autores también recomiendan cambiar periódicamente de marca de comida, o por lo menos alternar con más de una. Personalmente considero que en la actualidad las grandes firmas que comercializan comida para acuario ofrecen formulas completas, fruto de largas investigaciones, perfectamente capaces de satisfacer todas las necesidades nutricionales de los peces. Además no se debe olvidar que algunos peces, acostumbrados a un tipo concreto de alimento durante mucho tiempo, pueden mostrarse reacios a aceptar nuevas comidas e incluso sufrir desajustes gástricos mientras se adaptan al nuevo alimento.

(7) NO DESCUIDES EL MANTENIMIENTO DE TU ACUARIO

Con el tiempo se tiende a dar menos importancia a las tareas de mantenimiento de un acuario, pero estas son vitales para la salud de sus habitantes. No por rutinarios son menos importantes los cambios de agua, el sifonado del sustrato, las mediciones y ajustes del pH y otros parámetros del agua, las limpiezas y renovaciones de los materiales filtrantes y tantas otras tareas que cualquier aficionado conoce perfectamente.

(8) SELECCIONA QUE PECES METES EN TU ACUARIO

Esta regla es especialmente importante para los que poseen un acuario comunitario, o lo que es lo mismo para la mayoría de los aficionados recién llegados a la acuariofilia. Como ya he dicho en la primera regla, existen peces adecuados para cualquier clase de aficionado, pero si no acertamos en la compatibilidad de especies tendremos seguro problemas importantes. Algunos de los fallos más repetidos son incorporar cíclidos territoriales a un acuario de conjunto, mezclar peces de aletas de velo, como los luchadores (Betta splendens), con especies que tienden a picotear y rasgar estos velos, introducir un escalar de talla media o grande en una acuario con neones y cardenales, etc.

Neones


(9) NO FUERCES LA SITUACIÓN

El volumen de tu acuario es algo concreto, no puede dar de si, como si fuese de goma, y en el únicamente entra una cantidad determinada de peces. Es muy frecuente entre los aficionados la tendencia a superpoblar su acuario, es decir introducir un número de peces mayor del que puede albergar. La superpoblación es causa de buena parte de las alteraciones de salud que sufren los peces. La regla de dos litros de agua por cada centímetro de pez parece efectiva, lo difícil es calibrar cuantos centímetros tienen nuestros peces. La experiencia, propia y ajena, es la mejor aliada en este caso.

Tampoco la tolerancia de los peces es de goma, sino que tiene límites concretos. Supongo que con un par de ejemplos cotidianos se verá mejor. Primero: salvo que la vivienda está muy bien aislada térmicamente, y la temperatura no descienda demasiado por la noche, las especies tropicales no sobreviven mucho tiempo en acuarios con temperaturas bajas o sin termocalentador, lo más los meses de verano. Y segundo: las especies de aguas salobres, como los escatofagos (Scatophagus spp) o los monos (Monodactylus spp), pueden sobrevivir en acuarios de agua dulce, pero para poder observarles en toda su vistosidad, y por mucho tiempo, necesitarán que añadamos sal al acuario.

(10) MEDICA ÚNICAMENTE LO IMPRESCINDIBLE

Los medicamentos deben ser utilizados sólo y exclusivamente cuando son necesarios, es decir cuando aparece una enfermedad y hay que combatirla. Y por supuesto a las dosis recomendadas. Muchas de estas sustancias afectan tanto a los agentes patógenos como al pez. Las dosis que se recomiendan se han calculado para que quede en ese límite, eliminando al agente causal de la enfermedad y respetando a los peces. Si se sobrepasa tienen efectos claramente tóxicos y a menudo mortales.

Monodactilos


Además añadir sistemáticamente medicamentos al agua producirá, con el paso del tiempo, que los organismos que queremos eliminar "se
acostumbren", por decirlo de un modo vulgar, a esos medicamentos. Como consecuencia, llegada la hora de tratar una enfermedad habremos de aumentar mucho las dosis para ser efectivos, llegando incluso a niveles que perjudican a los propios peces. Un ejemplo, ya muy conocido y estudiado, es la aparición de cepas de bacterias resistentes al antibiótico concreto con que se ha estado medicando de modo preventivo.

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