Siempre se ha dicho que los perros y los gatos suelen llevarse mal. Que el perro siempre ladra y persigue al gato, y que el gato siempre huye y bufa al perro. De hecho, se han escrito muchos cuentos infantiles acerca de este tema.
Si piensas eso de entrada es posible que tu perro se lleve mal con los gatos del barrio, pero porque tú ves al gato como un problema y al ponerte nervioso el perro lo nota y se muestra cauteloso igual que tú. En caso de que ese no sea el motivo, si no están acostumbrados los unos a los otros, puede haber problemas. Son animales de naturalezas completamente opuestas: el perro es un animal sociable que necesita una manada y que considera la mirada fija un acto de confianza, mientras que el gato es solitario, independiente y una mirada fija es señal de amenaza.
Un gato interpreta una amenaza donde lo único que hay es curiosidad, y si no están acostumbrados a tratarse se dan este tipo de problemas. El adiestramiento canino es muy bueno para evitar esta clase de conflictos, y que se lleve bien con los gatos. Es tan simple como socializarlo.
Desde pequeño debes acostumbrarlo a ver todo tipo de animales diferentes, incluido los gatos. Debe acostumbrarse a estar cerca de los gatos para que nunca lo vea como a un enemigo o una presa. De este modo tu perro se llevará bien con cualquier gato, ¡a menos que estos le den motivos para enfadarse!
Marcos Mendoza
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