Así, es frecuente, cuando algún animal se ha sometido a algún experimento del cual se puedan proseguir efectos secundarios. El otro gran objetivo con el que practica es el de eliminar el dolor, angustia o sufrimiento cuando éstos sean demasiado fuertes. Éstos podrían ser denominados los métodos aceptables, es decir, aquellos que se consideran humanitarios. Sin embargo, también se practica la eutanasia en perros, en otros casos, por ejemplo, cuando los animales ya no son aptos para la cría, o cuando sus características, el tipo de animal o el sexo, no interesan al hombre y no le son útiles.
Evitar sufrimiento
Es importante que, antes de practicar la eutanasia en perros, el experto se asegure de que existen signos de dolor y sufrimiento en el animal. La valoración de estos signos se basa en la observación de la conducta del animal y en las respuesta fisiológicas que demuestren ansiedad o dolor.
Algunos de estos signos son las vocalizaciones de dolor, aunque no siempre son audibles para el hombre, los intentos de huída, la lucha o las agresiones defensivas, el jadeo, la salivación excesiva, la dilatación de las pupilas, la taquicardia y las contracciones reflejas de la musculatura esquelética, que originan temblor, temor y otros espasmos musculares. Por ello, si se observan señales de enfermedad, dolor y sufrimiento en la mascota, ésta se debe llevar al centro veterinario, con el fin de que sea un experto quien decida si el animal debe ser sometido a la eutanasia.
Cómo practicarla
En cuanto al método y la forma apropiada de practicarlo, la principal característica que se debe cumplir es que sea totalmente indoloro para el animal, así como que consiga la rápida inconsciencia y muerte del mismo. Además, es imprescindible que el método no requiera una excesiva inmovilización, y sea apropiado para la edad, especie y salud del animal. No se debe aplicar la eutanasia si el animal se encuentra excitado y se debe intentar minimizar su miedo y estrés en ese momento.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que la eutanasia requiere de cierto control físico sobre el animal, por mínimo que éste sea. Este grado de control quedará determinado por la especie de que se trate, así como de su tamaño o la presencia de alguna herida que provoque dolor intenso. Este control físico no sólo es lícito, sino imprescindible para reducir o eliminar el dolor en la eutanasia y para proteger la integridad física de los profesionales presentes en el acto. Por ello, hay ocasiones en las que son necesarios los fármacos o los tranquilizantes antes de proceder a su práctica.
Después de la eutanasia
Es imprescindible que todo el personal encargado de practicar estos procesos se encuentre capacitado para reconocer y confirmar la muerte del animal. Para ello, los expertos suelen asegurarse de que haya cesado el latido del corazón y la respiración, así como de que no existan reflejos. En animales pequeños también se comprueba que haya bajado la temperatura corporal a menos de 25º C.
En el caso de que exista algún tipo de duda en la confirmación de la muerte, se deberá proceder a sacrificar al animal por segunda vez y mediante la utilización de un método diferente al anterior. Tras la confirmación de la muerte, se debe llevar a cabo la eliminación del cadáver, sobre todo si constituye un riesgo de infección para el hombre. Para ello, se debe respetar la legislación nacional e internacional y, sobre todo, se debe evitar que el cadáver entre en la cadena alimentaria si no es apropiado para la alimentación.
Principales métodos de aplicación
Todos los métodos empleados para la eutanasia animal emplean tres mecanismos básicos para causar la muerte: la hipoxia directa o indirecta, la depresión directa de las neuronas esenciales para desarrollar las funciones vitales o la interrupción física de la actividad del cerebro o destrucción de las neuronas principales. En cualquier caso, todos los métodos deben provocar una inconsciencia rápida del animal seguida de un paro cardiorespiratorio y una pérdida final de la funcionalidad nerviosa.
Asimismo, es necesario que el experto conozca las ventajas e inconvenientes de cada método para aplicar el más apropiado, dependiendo del animal de que se trate. Es muy habitual emplear la sobredosis de barbitúricos, mediante la administración de éstos por vía intravenosa. El inconveniente es que es muy caro y que los animales en los que se aplique no pueden pasar a la cadena alimentaria. Finalmente, el desangrado sólo se puede emplear con el fin de asegurar la muerte del animal tras un aturdimiento, sedación o anestesia.