El perro en la antigüedad
La historia del perro comienza con la domesticación involuntaria del canis lupus (Lobo gris) por parte de los homínidos (primates bípedos ancestros del homo sapiens), hace unos 300.000 años atrás. A partir de evidencias arqueológicas, los científicos construyeron algunas hipótesis de cómo algunos lobos grises dieron origen al perro.
En un inicio la relación entre humanos y cánidos era de depredador-presa, pero fue el fuego el que cambió el destino de esta historia.
Cuando los homo erectus descubrieron el fuego, comenzaron a cocinar sus alimentos que generaba un olor agradable y llamativo para los lobos. Estos comenzaron a frecuentar los lugares en que los homínidos dejaban los restos de comida cocinada.
A partir de entonces estas dos especies fueron un poco más cercanas. Estos al ser más dóciles pudieron permanecer más cerca de los humanos, alejándose de la manada original. Fue así que formaron la suya propia, y fue con esta nueva comunidad que comenzó la domesticación y la evolución a la especie canis familiaris, osea, el perro que conocemos hoy.
Alimentación del perro desde la antigüedad
Si pensamos en la alimentación de nuestro perro, debemos tener en cuenta la historia de su evolución. Una característica importante que el perro mantuvo en su alimentación, es la capacidad altamente eficiente de metabolizar energía a partir de las proteínas y grasas.
Sin embargo, las presas que estos animales cazaban eran en su mayoría herbívoros y por lo tanto los lobos obtenían diferentes tipos de carbohidratos de los intestinos de sus presas, teniendo la capacidad también de metabolizar estos nutrientes.
En un momento de la historia de la evolución, esta capacidad de metabolizar carbohidratos fue aumentada debido a que los humanos comenzaron a plantar y consumir granos. Fue de esta manera que los perros hoy por hoy se consideran como animales omnívoros y podríamos afirmar que tienen un metabolismo dual y una alimentación oportunista.
Hábitos alimenticios que aún permanecen
Algunos comportamientos de la alimentación del lobo se mantienen y no son deseados, como la capacidad de comer grandes cantidades de alimento de una sola vez, el lobo permanecía largos tiempos sin posibilidad de cazar, así que cuando estos cazaban una presa, aprovechaban la oportunidad y comían hasta la saciedad, pues no sabían cuando seria su siguiente comida.
Otro comportamiento primitivo que aún permanece, es el de comer muy rápido y por jerarquías. Sin embargo, este comportamiento en perros que tienen la posibilidad de una alimentación adecuada no es nada aconsejable, pues puede llevar a problemas de salud, como por ejemplo el sobrepeso.
Otro comportamiento que predomina es el enterrar alimentos o huesos en el jardín o esconder objetos, solo que, en comparación con su ancestro, el perro generalmente olvida el lugar en donde dejo su hueso o simplemente no recuerda que alguna vez lo enterró.