Rebecca y Frankie empezaron a ser novios en el instituto y se casaron a los 21 y 22 años, respectivamente, allá por el año 2012. Rebecca, acababa de terminar la universidad y Frankie había entrado en la Marina, esto provocó que ambos se mudaran y, en esta aventura, decidieron buscar un nuevo compañero, Apolo. Rápidamente Apolo y Frankie se convirtieron mejores amigos -una vez más el perro se convirtió en el mejor amigo del hombre-.
Lamentablemente, la pareja pasó por varios problemas, que empezarían un año después de contraer matrimonio y finalmente acabarían separándose en 2015, sin llegar a divorciarse. "Eramos jóvenes y casados. Pero no tan maduros como pensábamos", decía Rebeca Hernández a The Huffington Post. Ella viajó de Houston, Texas a su ciudad natal, Mercedes, llevándose consigo a Apolo y alejándolo de Frankie.
No obstante la amistad entre Frankie y Apolo es tal que, en palabras de la propia Rebecca, "cuando Frankie viene a visitar a su familia, a veces visita a Apolo. Él se vuelve loco al verle" y además le envía cada año una carta con un regalo. Para ella es comprensible "Ambos amamos a Apolo. Es nuestro hijo. Puede sonar estúpido para aquellos que no son amantes de los animales pero, para nosotros, el es familia. Es nuestra familia" explicaba Rebecca Hernandez. Comprensible para aquellos que hemos tenido un perro o, mejor dicho, una mascota.
Un gesto para el perro y para la dueña
En una de las cartas más recientes de Frankie para Apolo le pedía textualmente "continúa ahí para ella como lo estarías para mi", momento en que Rebecca se sintió emocionada y compartió esta historia en las redes sociales. Son muchas las personas de su entorno, según cuenta ella, que esperan que estos actos les vuelvan a juntar a los 3.
¿Quién sabe?, quizás en algún momento tengamos que actualizar esta entrada y titularla "un perro vuelve a unir a una pareja".
Fuente: notasdemascotas / Huffington Post