Hoy ha sido un día duro. Me he vuelto a hacer pis fuera del arenero, llevaba dos días comiendo muy mal, me han puesto un enema y, como a eso de las cuatro de la mañana, me he despertado sintiéndome un poco perdida. Y, claro, me he puesto a maullar. Pero un maullido de esos profundos, no de los que uso para que me den de comer. Mi humana ha venido corriendo a ver qué me pasaba, me ha cogido despacito y me ha llevado con ella a su habitación con un "no pasa nada, mi chiquitina...".
Y es que tiene reacciones que no llego a comprender. Por ejemplo, una cosa rara es cómo me habla. Pone un tono, que es el mismo que le escucho con su sobrina, con los niños pequeños, o con el remolino de cachorro que tenemos ahora en casa. ¡Y me dice unas cosas! Que si mi tesoro, que si mi cosita, que si mi abuelita, que si mi alegría... Si no fuera porque me suenan a verdad y me hacen sentirme bien, vomitaría: cuánta cursilada. He de reconocer que me gusta ese tono. Me hace sentir segura y tranquila. Y no puedo evitar que se me escape el ronroneo...
Y esta es otra de esas extrañezas suyas. Si me coge y la ronroneo, se queda quieta, respira hondo, y si me descuido, comienza a acunarme. Mira que le dicho que eso no me va, así que comienzo a mover la cola, y ella, que ya me conoce y sabe que como siga así, tendré 16 años, pero aún sé morder, deja el balanceo y me deja o bien en la mesa donde tengo la comida, o bien en mi asiento en el salón, o bien en el suelo.
¡Y sus llegadas a casa! Antes de que viniera la invasión perruna, salía a recibirla a la puerta. Omito contaros los "princesa", "cosita" y demás atributos que me dedicaba. Además de hacerme preguntas mientras me llevaba a darme de comer: que si cómo te ha ido el día, que si te has aburrido mucho... Yo pensaba: "la que está aburrida es ella, a esta le hace falta una pareja, está muy sola la pobre y lo paga conmigo". Pero me equivocaba. Ahora que tiene pareja y tenemos a dos cánidos, ¡me hace y me dice lo mismo!
Y parece que no tiene límite, porque con los demás hace igual. Claro, a ellos no les coge y ellos no le ronronean, así que no pueden experimetar su estado catatónico cuando comenzamos con nuestro ritual placentero.
Por cierto, ahora sigo saliendo a recibirla. Pero con la juventud del cachorro y el tamaño del otro, espero en un segundo plano a que las fieras se desfoguen. Para mí siempre queda lo mejor...
NOTA PARA LOS HUMANOS GATUNOS:
- La calidad de la relación humano-animal viene dada por la activación del sistema de la oxitocina.
- Cuanto más cercana es la relación, más oxitocina se libera, tanto en el humano como en el animal.
- Para que os hagáis una idea de lo importante que es la oxitocina, os diré que es la misma hormona que está presente en situaciones como el comportamiento maternal, en el establecimiento de vínculos... en la lactancia, las caricias, el contacto... En contextos de relaciones seguras y de confianza.
Por Carmen López Siller, psicóloga y máster en etología y bienestar animal.
Departamento de Etología del Centro Canino Educando Perros.
www.educandoperros.com - contacto@educandoperros.com - 649 892 292
Página de Educando Perros en Facebook