Este es el caso de Jet, un pastor alemán de color negro (de ahí su nombre) que durante la Segunda Guerra Mundial fue entrenado como anti-sabotaje: su trabajo era descubrir bombas y minas, y así evitar que muchas personas fallecieran por su culpa.
No obstante, pese a su entrenamiento, durante los ataques aéreos a Londres también tuvo que servir como perro de rescate. ¿Su misión? Encontrar supervivientes entre los restos de un hotel derribado.
Durante 11 horas, perros y humanos estuvieron buscando por todo Londres, entre las ruinas por las bombas, a personas que hubieran sobrevivido. Heridos, atrapados, incluso inconscientes, uno a uno los perros los fueron encontrando, y los humanos los sacaron para ponerlos a salvo. Rescataron a más de 100 personas, y al menos 50 de estos rescates fueron obra de Jet.
Después de todas esas horas, todo el mundo estaba exhausto, y creían que habían terminado. No obstante, Jet, pese a estar tan cansado como el resto, seguía ladrando, diciendo a todo el mundo que NO habían acabado, que todavía quedaba ALGUIEN entre las ruinas. Siguiéndolo a pesar de la extenuación, encontraron a una mujer semi inconsciente y muy débil que sin duda habría muerto allí, abandonada, de no ser por la tenacidad de este incansable perro.
Poco después de aquello, Jet siguió con su trabajo rastreando bombas, pero nunca dejó de salvar personas cuando hacía falta. De hecho, también participó en la búsqueda de supervivientes tras la explosión de un edificio en Liverpool.
Recibió dos medallas por su valor y dedicación, y hoy podemos ver un monumento en su honor en el parque de Balderstone, en Liverpool, además de una pequeña exhibición en el museo de la misma ciudad. Es importante no olvidar a nuestros héroes.
Marcos Mendoza
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