Antiguamente, los métodos utilizados para adiestrar a un equino se basaban en la violencia y la obligatoriedad.
Con la doma natural, que poco a poco se ha ido internacionalizando desde Sudamérica, se han descubierto otras alternativas a través de las cuales se puede llegar a enseñar al caballo sin necesidad de utilizar la agresividad pero tampoco el exceso de cariño; es un paso intermedio.
Así, esta forma de adiestrar a los caballos ha pasado de ser una actividad a convertirse en un arte, ya que, además, se incentiva la relación entre el hombre y el animal.
De lo que se trata es de ver el mundo a través de los ojos del caballo. Éste es el objetivo de la doma natural, también llamada doma racional, que ha calado en los amantes de estos animales.
Los métodos utilizados por Robert Reford en la película "El hombre que susurraba a los caballos" se han puesto de moda. Para conseguir la relación entre humano y equino hay que seguir una serie de pautas imprescindibles.
¿Cuándo se comenzó con esta técnica?
No se sabe la fecha exacta en la que se empezó a utilizar este método de adiestramiento, pero la primera constancia que se tiene es que los indígenas ya lo utilizaban por el respeto que le tenían a los caballos, por el trabajo tan importante que realizaban, sobre todo cuando estaban perfectamente domados.
Así, con esta técnica, en épocas de guerra no tenían que utilizar las riendas para manejar al animal, sino que con el cuerpo, mediante gestos o movimientos, el caballo era capaz de obedecer. De esta forma, se conseguía un caballo manso y confiado.
También los datos remiten a Europa, donde los caballeros tenían muy buena relación con sus compañeros de fatigas, hasta el punto de no tener que recurrir a instrumentos para ordenarles las actividades que tenían que realizar.
Fue hace unos años, momento en que se valoró realmente la utilidad de esta actividad, cuando se comenzó a internacionalizar esta nueva forma de adiestrar, mostrando al mismo tiempo sus técnicas especiales.
Ponernos en el lugar del caballo
Para que la doma natural funcione correctamente, el paso primordial es el de comprender al equino.
De este modo, seremos conscientes de cuáles son las causas por las que, en muchas ocasiones, se muestra nervioso, agresivo y testarudo, y cuáles son los factores que realmente le motivan. Una vez que estas dos pautas hayan quedado aclaradas, el proceso es muy sencillo.
Un caballo confiado y satisfecho es aquel que realiza todas las actividades ordenadas por su amo. A este animal no le parece extraño el hecho de compartir su territorio con otros seres, ya que está acostumbrado a vivir en una manada llena de reglas y jerarquías.
Este último aspecto es el más significativo, puesto que, según la posición que haya mantenido en su hábitat natural con sus semejantes, sus costumbres serán diferentes y, por ello, las pautas a la hora de domarlo también cambiarán.
Cualquier persona que conozca a grandes rasgos este mundo, sabrá que las yeguas son más dóciles que los machos. Esto se debe a que en dicha jerarquía, el semental tiene que luchar por lograr una posición digna y la yegua no, porque hereda su rango automáticamente.
Es por esta razón por la que los machos son más testarudos, se muestran más reticentes a la hora de realizar un trabajo y se rebelan con mayor facilidad.
Cuando un equino obedece a su jinete es porque, al ordenarle fuera de su campo de visión, se cree que es el semental jefe el que le ordena.
Movimientos del equino con lenguaje
Diferentes gestos y movimientos en el caballo, sobre todo a través de sus orejas, tienen un gran significado.
Las orejas transmiten miles de señales que indican, por ejemplo, a través del movimiento, que alguien se acerca por el lado hacia el que se han desplazado ligeramente dichas orejas. Si, por el contrario, se muestran caídas y lánguidas, significa que el equino no está cómodo o hay alguna anomalía en él, como, por ejemplo, una enfermedad.
También puede ser un gesto de sumisión. Si las mantiene en posición vertical, es signo de desconfianza. En ocasiones, se puede dar la situación de que el animal se encuentre con una oreja hacia delante y otra hacia atrás, y eso se debe a que no sabe lo que hacer, es síntoma de duda.
A través de la cola también se pueden saber sus estados de ánimo. Cuando la mantiene en alto es porque está entusiasmado y contento, mientras que si la esconde entre las patas traseras, está sugiriendo desconfianza.
Según el sonido que emita, querrá expresar una cosa u otra: un bufido -expulsar aire por la nariz- supone alegría; un mugido, temor o desconfianza; un chillido, realizado sobre todo por las hembras, transmite enfado y mal humor; un relinche, nerviosismo o situación de peligro.
Deja que el caballo coja confianza
La confianza aportará una gran seguridad al animal. Es importante hacerle ver que el jinete también cede en algunas ocasiones.
Esta situación no la alcanzará rápidamente, ya que necesitará de un periodo de tiempo para adaptarse a su amo y comprobar que no hay violencia. Con una buena dosis de paciencia se logrará este objetivo pero, además, es preciso seguir algunas pautas.
El paso primordial durante los primeros días de contacto es entrar en el recinto y dejar que sea él el que se acerque e inspeccione mediante el olfato, para que en sucesivas ocasiones te reconozca fácilmente.
Una vez que ya te perciba, lo más recomendable para mantenerlo contento es dejarlo libre en un campo cercado para que corra a sus anchas y sin limitaciones perceptibles.
Además, cuando vayas a dirigirte a él, es preferible hacerlo con voz relajada y baja: al tener el oído muy desarrollado, los sonidos altos le alteran.
Si obedece y realiza bien su trabajo, prémiale con algo dulce de recompensa para que se esfuerce por conseguirla constantemente.
Si queréis saber más cosas sobre este tema, seguir leyendo "la doma natural del caballo (II)".
Imagen caballo y potro corriendo: valdemar.fishmen / flickr
Imagen caballos comiendo: informatique / flickr
Imagen mujeres pasean a caballo: mikebaird / flickr
Imagen tres caballos: exfordy / flickr
Imagen dos caballos: Peter aka anemoneprojectors - camera busted! / flickr