Hay algunas playas en las que todavía no nos dejan entrar. Asegúrate antes de ir, porque si no lo haces, puedes llevarte una multa, y a nosotros pueden mirarnos mal. Si no tienes claro que haya fuentes en la playa, lleva una botella con agua fresca, e intenta que se mantenga fría durante todo el día, ya que después del ejercicio necesitamos refrescarnos.
Si es una de esas playas en las que la arena quema, colócanos algún protector en las patitas. Seguro que en el veterinario las encuentras. Y ante todo, no nos pierdas de vista ni un momento: ya sabes que somos despistados, y podemos extraviarnos. Para evitar el disgusto, aunque ya debemos tener el chip puesto, pon a tu perro una placa identificativa con el nombre y el teléfono de contacto.
No olvides el botiquín de primeros auxilios, por si nos hacemos alguna pequeña herida. Además, si tu perro tiene zonas sin pigmentación, aplícale protección solar. Por último, al volver a casa, dale un buen baño con champú, y seca bien los oídos para que no terminemos con otitis.
¿A tu perro le gusta la playa? ¡Enséñanos sus fotos!