Pregunta a tus amistades o a otros dueños de gatos (las redes sociales son una buena herramienta) si te pueden recomendar una pensión en tu localidad. Si es posible, inspecciona las instalaciones antes de dejar a tu gato, revisa que estén limpias, sin humedad e higiénicas.
Deberán tener áreas para ejercitar a las mascotas y las áreas de piso deberán ser de concreto en lugar de pasto, para que así sean más fáciles de desinfectar.
Revisa que las jaulas y puertas sean seguras y estén en buen funcionamiento. Lo ideal sería que tuvieran dobles puertas en la entrada de las instalaciones para evitar que se escape la mascota.
La mayoría de las pensiones para mascotas piden que los animales que se van a dejar en pensión estén con su calendario de vacunación y desparasitación al corriente.
Quizá prefieras que tu gato esté separado de los perros.
Una vez que hayas hecho tu elección, deberás hacer una cita para tu mascota antes de que salgas de viaje, ya que en fin de año y días festivos pueden estar extremadamente ocupados.
Notifica al personal de la pensión si tu mascota está en algún tratamiento o con dieta especial. Proporcionales los datos de tu veterinario y averigua qué metodología tiene la pensión en caso de una emergencia.
La mayoría de los gatos se adaptan bien a la pensión, especialmente si se acostumbraron desde pequeños. Puedes hacer que tu mascota se sienta un poco más a gusto si le provees de algunos juguetes o incluso su cama. Asegúrate de que los objetos queden registrados como suyos, de este modo no se podrán extraviar.