Un estudio de neurología americano demuestra que los perros sienten como los niños. Muchas veces, nos quedamos mirando a nuestro perro y decimos eso de “solo le falta hablar” y parece ser que no estamos muy confundidos. Reaccionan a cualquier palabra que le dirigimos con gemidos de alegría, angustia, nervios…
Según Gregory Bens, neurólogo de la universidad de oEmory (Atlanta), “los perros son personas también”. Acaba de terminar un estudio a través de un escáner sobre una docena de perros, incluido el suyo que es un Terrier mestizo, que le ha permitido hacer esa asombrosa afirmación al ver que los perros sienten como los niños. Ese es el título, precisamente, del artículo que publica en el The New York Times, tras su trabajo científico, ayudado por su amigo y educador de perros Mark Spivak. Y con afirmaciones muy taxativas como “la capacidad de experimentar emociones positivas, como el amor y el apego, significaría que los perros tienen un nivel de sensibilidad comparable a la de un niño humano.
Y esta capacidad que sugiere que los perros sienten como los niños es un replanteamiento de la forma en que tratamos a los perros”.
Su experimento es simple en el planteamiento pero muy complejo en su desarrollo. Básicamente, introduce a los animales en un escáner de resonancia magnética y comprueba la reacción de su cerebro ante estímulos externos. Lo complicado es lograr la colaboración de los perros, pues sedarlos haría inviable la investigación. No se puede estudiar la actividad cerebral en un animal anestesiado, por lo menos no algo interesante como la percepción o la emoción, dice Bens.
Su estudio se centró en el núcleo caudado del cerebro de los perros, zona que en los hombres es vital para determinar cosas que nos gustan, sentimientos y querencias. Llegó a una conclusión: La actividad en el caudado de los perros aumentó en respuesta a las señales de mano que indican alimentos, ante los olores de los humanos conocidos y por el regreso del dueño. ¿Estos hallazgos demuestran que los perros son capaces de amarnos? No del todo, pero muchas de las mismas cosas que activan el núcleo caudado humano, que se asocian con emociones positivas, también se activa en el caudado perro. Los neurocientíficos llaman a esto una homología funcional y puede ser un indicio de emociones caninas.
Según Bens, los perros y probablemente, muchos otros animales, parecen tener emociones como nosotros y esto significa que tenemos que reconsiderar su tratamiento como propiedad. Así que, la próxima vez que alguien se plantee abandonar a su perro que piense en lo parecido que es su cerebro al de un niño y que sienten igual que ellos. De ahí, que se lleven tan bien con los más pequeños.
Imágenes/Flickr: Muffet, Eva Rinaldi Celebrity and Live Music Photography, mikebaird.