Tomado de VegaMediaPress.com
No vale hacer demagogia de unos hechos, pero si nos permiten, sí que tenemos que pedir responsabilidades a unas autoridades que pasan y han pasado de una violencia desatada sin freno, a pesar de que Murcia fue, después de Madrid y Cataluña, la TERCERA en tener una Ley que fue aprobada por el Parlamento Regional hace ya más de veinte años y cuyo autor fue nuestra compañero el entonces diputado José Juan Cano Vera, Ley que fue aprobada por consenso de una Cámara en la que cabía el diálogo práctico en favor de Murcia.
La Ley de Defensa de los Animales de Compañía, que hasta ahora no ha sido actualizada ni modificada, y que hasta hoy ha sido papel mojado por falta de sensibilidad y valores políticos, una ley cien veces violada por ese atraso salvaje de las peleas de perros que todavía tienen lugar en nuestra tierra, sin que hayan sido erradicadas con la suficiente mano dura.
Es cierto que el presidente regional Alberto Garre, recientemente, ha prometido que dicha Ley sería llevada de nuevo, para su modernización, a la Asamblea Regional, pero parece que ya es tarde porque las elecciones autonómicas están a la vista y desafortunadamente no habrá tiempo, aunque tampoco se necesita mucho para hacerle un urgente retoque.
Pero nosotros pensamos que a la vista de este contratiempo sí se impone que las autoridades, sobre todo las municipales y el SEPRONA, arrecien sus acciones de vigilancia y castigo de esta gentuza que mantienen una conducta impropia de seres humanos. El drama del abandono de los animales, perros y gatos y otros han alcanzado cotas que en verano dicen muy poco de la calidad cultural del país murciano y sus gentes.
Que esta barbaridad cometida de nuevo, sirva de toque de atención para la opinión pública y para las autoridades. Que nadie se llame a engaño, no se está en el mundo civilizado por el grado de riqueza económica, sino por el nivel de respeto a todos los seres vivos y a la naturaleza. Estaremos atentos ante estas barbaridades que nada contribuyen a la buena imagen de nuestra región, ya de por si muy lesionada en otros aspectos muy sensibles y lamentables que nos avergüenzan.
En otra ocasión escribiremos con crudeza de las granjas, refugios y residencias de animales que en numerosos casos, demasiados, presentan aspectos denigrantes e incluso brutales.