Artículo de Yuniel Labacena Romero, tomado de Juventud Rebelde
El animalito se comporta similar al resto de "su familia".
Foto: Yuniel Labacena Romero.
Al amanecer del sábado 9 de abril Juan Antonio Figueredo Rodríguez se llevó una gran sorpresa cuando fue a buscar los pollos que recién habían nacido: uno de los pequeñuelos había venido al mundo con cuatro patas. El extraño alumbramiento ocurrió en la comunidad de Fiero, un poblado del municipio de San Cristóbal, Artemisa.
La noticia corrió rápidamente, por lo que el insólito cuadrúpedo alado se ha convertido en la sensación del barrio y ha recibido visitas de curiosos vecinos, en su mayoría niños, niñas y adolescentes, quienes se han fotografiado con él, y hasta lo han tomado en sus manos para verificar que tiene más de dos extremidades.
«Es la primera vez que ocurre algo así en los años que llevamos criando aves de corral», dijo Idalia Díaz Campo, la esposa de Juan Antonio, y añadió: «El animal cuenta con sus dos patas inferiores, y además otras dos extremidades: una nacida de un ala y otra entre las dos primeras de su cuerpo. Estas últimas son de menor tamaño».
Refiere que la noche antes del suceso, ella y su esposo recogieron la gallina hacia la casa, pues se había echado en el camino y no querían que se perdieran los pollitos. «Por la mañana, cuando Juan Antonio fue a revisar el nido y a echarles comida, se dio cuenta del fenómeno. Ya te puedes imaginar, fue tremendo el alboroto. Mi esposo se admiró más que yo, al igual que nuestras hijas Lisnerbi y Lisnerli».
De cinco huevos que puso la gallina —esta es la segunda vez que lo hace—, hizo empollar cuatro y uno nació con la extraña malformación. Sin embargo, el animalito hace su vida con aparente normalidad, explica esta mujer que ha dedicado gran parte de su existencia a la cría de animales diferentes en el patio de su casa.
El pequeño plumífero ya tiene más de 20 días de nacido y se comporta similar al resto de «su familia»; varias plumas afloran en sus alitas y todo indica que sobrevivirá. Da gusto ver cómo se desplaza sin dificultad y con buen equilibrio, usando las dos patas inferiores. Las extra al momento de caminar no las utiliza, no poseen movimiento alguno. «Lo vamos a criar, alimentar y cuidar hasta cuando sea», nos dicen Idalia y sus dos hijas.
Varias páginas digitales destacan que en Cuba — aunque no es común el acontecimiento— se han registrado otros nacimientos de pollos con más de dos patas: uno en la década de los 90 en NOMBRE DE LA PAGINA Las Tunas y otro en 2005 en la provincia de Matanzas. Igualmente, existen casos conocidos en otros sitios del planeta como en Chile, Colombia y Jerusalén.
Según declararon a Juventud Rebelde en 2007 científicos cubanos del Instituto de Investigaciones Avícolas, al abordar un fenómeno similar al que ahora publicamos, este suceso se debe a una malformación genética que se produce cuando la gallina logra un huevo fertilizado por un gallo emparentado con ella, lo que lleva a que se reproduzca así un gen recesivo provocado por la consanguinidad.
El proceso comienza con la incubación de un huevo doble yema, donde la fusión de los embriones provoca la anomalía genética. En consonancia el huevo doble yema es producido por una superovulación, donde no logran separarse las yemas para formar huevos independientes.
Idalia y Juan Antonio no están seguros de cuánto tiempo vivirá el animal debido a su deformidad, si le pondrán nombre o si lo llevarán a alguna institución para investigar su situación. De momento a algunos se les hace agua la boca con la situación de sus vecinos. Las trampas de la genética les han regalado cuatro muslos en un solo pollo.
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