Quiero comenzar este artículo mostrándoles esta imagen, el cartel con el que el Partido Animalista se posiciona, de forma clara y rotunda, contra el famoso Toro de la Vega. Una festividad ancestral celebrada en la localidad de Tordesillas.
Y comienzo con esta imagen porque de esta forma me sumo a la repulsa hacia una costumbre que, para mí, no es una fiesta y, lejos de serlo, considero una práctica abominable.
¿Qué tiene de festivo y de divertido hacer sufrir a un animal, hasta llevarlo a una muerte cruel y dolorosa, para hacer de ello una fiesta multitudinaria y persistente en el tiempo? Una pregunta que hago extensible a la fiesta nacional de las corridas de toros o cualquier festividad relacionada con el maltrato a dicho animal como el "toro embolao".
Y no, no me vale la respuesta que muchas veces he escuchado, que el toro es una animal que nace para morir así y que, de no existir estas fiestas y corridas de todos, sería un animal que habría dejado de existir hace muchos años. Quien defienda estas horribles prácticas que se busque mejores argumentos porque a ningún o casi ningún otro animal se trata de esta manera como para ahora buscar una justificación con tan poca moralidad.
Y lo más gracioso del asunto es que muchas de esas personas que defienden estos actos ponen el grito en el cielo cuando oyen hablar de maltrato animal hacia perros, gatos, caballos,? Una doble moral que nunca llegaré a entender o es que acaso el toro no es un animal como el resto y no merece el mismo respecto hacia la vida que los otros.
Sacar a un animal de su hábitat natural con el fin de divertirse, de golpearle, de clavarle lanzas y, finalmente, darle muerte no merece aplausos ni defensas de ningún tipo.