Ellos suelen sufrir más. A continuación, compartimos breves reseñas de historias de mascotas que no abandonaron a sus amos, aún después de la muerte.
Fido, el perro que se pasó la vida en la estación esperando un tren que le trajera a su dueño.
Todo empezó en un pequeño pueblo de Italia. Fido (Fiel en Latin) nació en el otoño de 1941 en Borgo San Lorenzo, Toscana. Fido era un perro callejero fue encontrado tendido en una zanja herido por un hombre llamado Luigi, quien lo adopto y que junto a su esposa lo cuidaron hasta que se sano.
Luigi era un carpintero que todas las mañanas tomaba el tren para ir a su trabajo, con la compañía de su amigo fiel Fido, quien al finalizar la tarde lo esperaba en la estación. Luigi fue reclutado en la Segunda Guerra Mundial no regreso jamás, Pero Fido todos los días esperaba en la estación con la esperanza de que volviera su amo. Pasaron muchos años, Fido sufrió de artritis pero no era impedimento para seguir el camino a la estación. Hasta que una tarde de invierno Fido no regreso a casa, encontraron su cuerpo congelado, todas las personas lloraron y en memoria de Fido le hicieron una estatua.
Collie, el perro que estuvo durante 9 años por el cementerio donde su dueño había sido incinerado.
Collie es un perro que no se acercaba fácilmente a las personas, ni se dejaba acariciar por nadie. Llegó al cementerio La Piedad de Argentina el día que enterraron a su dueño en el 2005 y jamás se alejó de la tumba. Sus familiares Intentaron llevarlo a casa varias veces, pero fue imposible alejarlo de la tumba de su dueño. En el 2014 fallece Collie de una insuficiencia renal, fue atendido por el veterinario Federico Bonino en su clínica luego de que un grupo de rescate animal se pusiera en contacto con él. La muerte de Collie dejó una tristeza muy grande entre la gente que le conocía pues reconocían y admiraban su fidelidad.
Bobby, Pasó 14 años custodiando la tumba de su Amo
John Gray era un policía de Edimburgo, dueño de un pequeño terrier, su dueño le enseñó varios trucos, de los cuales las personas disfrutaban. En 1858, Gray fallece debido a una tuberculosis, desde ese momento Bobby estuvo vagando en la tumba de su amo, solo se alejaba en la época de frio y para buscar comida.
Luego de catorce años, Bobby falleció y descansó en paz junto a su amo, aquél al que nunca volvió a ver.
Bobby hizo historia por su amor y su lealtad que fueron más allá de la vida, sabiendo reconocer dónde estaba el cuerpo de su amo para no separarse de allí jamás a pesar de no recibir nada a cambio. Había perdido su voz, sus caricias, su cariño, sus cuidados, pero aun así era capaz de entender y permanecer fiel a su amigo inseparable.
El perro más fiel del mundo muy poco después de su muerte recibió un homenaje de parte del escultor William Brodie y ¡Es espectacular! Creó una estatua de Bobby a tamaño real encargada por la Baronesa Burdett-Coutts y yace frente al “Greyfriars Bobby’s Bar”. Muchas personas la visitan y los niños le tienen mucho cariño.hhhh
La historia de Canelo
En el año 1990 un hombre y su perro llegaron hasta un hospital, en donde a él le practicarían un procedimiento de diálisis. Era algo habitual, y como siempre, dejó a su amigo en la entrada de la edificación diciéndole con cariño: “Espera aquí compañero”. Pero ese día las cosas se complicaron y desafortunadamente, el hombre murió durante su tratamiento.
Canelo por su lado, fue fiel a las palabras de su amo y estuvo esperándolo siempre. Pasaron las horas, los días, los meses y los años, y siempre ahí, soportando con firmeza los crudos inviernos y los implacables veranos. Canelo en la puerta del hospital.
En el transcurso de estos años, en alguna oportunidad fue denunciado por un vecino, quien dijo que Canelo había atacado a su perro, motivo por el cual, los empleados de la perrera municipal se lo llevaron “detenido”, con el propósito de posteriormente sacrificarlo. Pero fue tanto el cariño que el animal había despertado en los vecinos del hospital, que hubo movilizaciones populares pidiendo el “indulto” de tan noble y fiel animal.
Las protestas dieron su fruto, cuando el concejal delegado de sanidad Don Jose Blas Fernández, firmó un decreto indultando a Canelo. Días más tarde, una Asociación apadrinó el perro, suministrándole las vacunas y los permisos necesarios, para que pudiera continuar viviendo tranquilo, en el mismo lugar donde había permanecido los últimos años y a la “espera” de la salida de su amo.
Así continuó su vida hasta completar 12 años en la puerta del hospital. Murió atropellado por un vehículo a pocos metros de ahí.
Placa conmemorativa de Canelo Como demostración de cariño y tributo a la nobleza del animal, los habitantes de Cádiz le recuerdan con una placa, ubicada muy cerca del lugar donde pasó la mayor parte de su vida, en donde se lee la siguiente inscripción: “A Canelo que durante doce años esperó a las puertas del hospital a su amo fallecido. El pueblo de Cádiz, como homenaje a su fidelidad. Fue un perro fiel. Descanse en paz. Mayo de 2003”.