1.- Los perros no se sienten culpables
Muchas veces queremos ver en las caras de nuestros perros arrepentimiento cuando nos han dejado algún destrozo en casa o se han portado mal, pero en realidad es solo la forma en la que interpretamos su reacción tras una reprimenda. No es que se sientan culpables por lo que han hecho, es que no les gusta que les echemos la bronca. Si se la echásemos aunque no hubiesen hecho nada (cosa que no debemos probar para no confundirlos) veríamos que la reacción sería exactamente la misma.
2.- Los perros pueden ver en color
Han corrido ríos de tinta sobre la visión en blanco y negro de los perros, pero estábamos tremendamente equivocados. Es verdad que no ven los colores igual que nosotros y que tienen una menor percepción. Su visión del color es dicromática, es decir, no les permite distinguir el rojo y el verde, sino una escala de colores grises, amarillos y azules.
3.- Los perros pueden detectar la enfermedad
Esto tampoco significa que por tener perro no debamos volver al médico, pero sí que es verdad que por su gran capacidad olfativa pueden detectar en nuestro aliento u orina el olor específico que desprenden los tejidos malignos del cáncer. También mediante el olfato son capaces de detectar las bajadas de azúcar de los diabéticos. En cuanto a las predicciones de las convulsiones de las personas que padecen epilepsia no hay una explicación científica probada, pero lo cierto es que los pacientes lo aseguran.
4.- Un año canino equivale a siete años humanos
Seguro que la aproximación es buena para algún caso en concreto, pero la realidad es que no todas las razas de perros tienen la misma esperanza de vida. Por lo general, las razas grandes suelen vivir menos que las pequeñas. Si nos paramos a pensar un poco más, un perro suele ser fértil pasado el primer año de vida. ¿Nosotros lo éramos con 7 años de vida? Parece que esta teoría pierde fundamento por todas las esquinas.
5.- La saliva de los perros es curativa
En torno a la saliva y la boca de los perros corren diversos rumores. También se dice que está más limpia que la de las personas. Pues eso dependerá del perro y de la persona. Probablemente si ha estado metiendo el hocico donde no debía su boca estará más sucia que la nuestra. En cuanto a sus poderes curativos, parece que no son ciertos. Los perros simplemente se lamen las heridas porque les pica. Es cierto que la saliva puede ayudar a la cicatrización y desinfección, pero también puede darse el caso contrario y que las bacterias que se encuentran en la boca sean las causantes de una infección en la herida.
Podríamos seguir horas esclareciendo los grandes misterios caninos de la historia, pero estos me han parecido algunos de los más interesantes. Espero que os hayan gustado. Y cuidado con esos ojitos de cordero degollado cuando hagan alguna trastada, se corre el riesgo de muerte de amor asegurada, pero recordad, ¡no es culpabilidad!
En este vídeo podemos ver algunos otros mitos.