En efecto, el Rottweiler es un perro que relacionamos con peleas, con peligro, con guardia, pero en realidad su origen se encuentra en el Imperio Romano, nada menos, y como perros pastores en zonas cada vez más peligrosas. Eran perros molosos, fuertes y resistentes, capaces de manejar y proteger toda clase de ganado.
No fue hasta principios del siglo XX cuando el Rottweiler, poco a poco olvidado, comenzó a alzarse de nuevo, ahora con una necesidad imperiosa de buenos perros policía: con su poder, su porte y su personalidad, era uno de los mejores candidatos, junto al pastor alemán y el doberman.
El Rottweiler es un perro por naturaleza devoto y fiel, entregado a sus humanos. Es muy fácil de adiestrar como guardián, ya sea para la casa, la finca o para todo un terreno. Es muy obediente y bastante fácil de adiestrar, aunque no nos engañemos: también puede ser muy dominante si ve que su humano no está por la labor.
Naturalmente que no todo es un camino de flores… estamos hablando de un perro muy poderoso y con mucho carácter. Su propia entrega a los humanos lo puede convertir en un problema, empezando por la dominancia (si ve que su humano no es un buen líder, tomará el rol para proteger a la familia).
Además, su instinto de protección lo hace receloso ante los desconocidos, con lo que necesita de una muy buena socialización: desde muy chiquito el Rottweiler necesita conocer toda clase de personas y animales para evitar que, en el futuro, haya accidentes tan graves como ATAQUES.
Pero si puedes educar a tu Rottweiler, te ahorrarás todo esto. Un buen adiestramiento implica ponerle unas normas, unos límites, enseñarle trucos y demostrarle que eres más que apto para el rol de jefe. ¿Para qué molestarse entonces? Como todos los perros, el Rottweiler prefiere ser un seguidor y que le digan lo que tiene que hacer.
Marcos Mendoza
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