A ningún individuo (sea perro, gato o persona) se le puede pedir que haga algo que no le hayamos enseñado previamente y se haya fijado de forma coherente, mediante hábito y práctica. Sería como tratar de echarle la culpa al otro cuando algo no nos sale bien, simplemente porque estaba al lado.
Al igual que con los niños, empieza por tareas fáciles y ve incrementando el esfuerzo que debe realizar el animal. A nadie se le ocurre que un niño de 3 años sea capaz de estar sentado y atento durante periodos largos de tiempo… Se trata de variar actividades, dando orden y sentido para que se conviertan en rutinas agradables y aceptables.
Nunca des por hecho que tu perro no va a ser capaz de hacer algo (los perros nos sorprenden continuamente) pero adáptate a las posibilidades de tu animal y, sobre todo, nunca pienses que es tarea imposible. Dale la vuelta, cambia el punto de vista…. Hazlo fácil para ambos. Quizá debas pedir ayuda, pero no te rindas.