Si todo va bien, para cuando esos cachorros sean un poco mayores conocerán su lugar en el grupo, respetando a otros perros con una posición más alta en la jerarquía social de la manada. No obstante, muy corrientemente cuando los humanos acogen un cachorro demasiado joven, por debajo de las doce semanas, entonces los cachorros no tienen tiempo suficiente para aprender las reglas sociales y los límites, derivando en problemas de comportamiento.
Incluso si un perro es adoptado mucho más tarde en la etapa de cachorro o incluso ya como un adulto, si los dueños humanos no instituyen las pautas de su nuevo grupo y no le muestran la jerarquía, con lo que el animal intentará hacerse con la posición más alta mientras nadie le diga lo contrario. De ahí vienen muchos de los problemas de comportamiento de los perros, al haber adquirido éstos la categoría de macho-alfa, y suponer que el resto de los miembros de la familia están por debajo de él en la escala social. Incluso a veces aceptan a alguien como macho-alfa, pero seguirá pensando que el resto de la familia queda por debajo suyo.
Un perro que respeta a sus compañeros miembros de la manada, conoce su lugar en el grupo y sigue las reglas. Éste es un perro socializado.
Una de las maneras en que estos problemas de socialización pueden manifestarse es un perro que no respeta el espacio de otros seres humanos o de los animales, especialmente los de su propia manada. Son perros que empujan a los seres humanos para pedir comida durante el tiempo de la comida, o para salir antes por la puerta, o empujan a otros animales en la casa para ocupar su lugar. A veces incluso tratan de montar las piernas de las visitas o saltan sobre cualquier personas que entra en la casa.
La solución para por que los seres humanos en el grupo impidan físicamente que el perro ocupe su espacio a base de empujones y lo riñan al perro para así establecer los límites de lo que está permitido y de lo que no. Esto significa bloqueo físico al perro o empujarlo cuando trate de invadir el espacio de algún miembro de la familia, sea quien sea.
Para los seres humanos, es muy agradable ver a su perro ponerse como loco cuando llegan a casa, dando brincos de alegría al verles, pero eso no es lo que está ocurriendo desde la perspectiva de su querido perro. El perro sobreexcitado está actuando de esa manera porque no tiene ninguna norma sobre cómo comportarse en ciertas situaciones, por lo que toda esa energía se expresa de forma física y al azar, con sobreexcitación. La solución para un perro sobreexcitado es mucho ejercicio para drenar ese exceso de energía, pero además los seres humanos en el grupo también deben dejar de premiar y alabar el comportamiento excitado. Sino desea que su perro siga saltando y dando botes incontrolados cada vez que llega a casa, es necesario ignorar al perro cuando está en ese estado. El perro no se tomará ésto como algo personal, sólo aprenderá que con la sobreexcitación no gana un premio.
En el extremo opuesto de la socialización de su perro y del espectro está aquel que trata de evitar a todos o al menos a las personas desconocidas o animales. Estos perros serían felices en la parte trasera del grupo, los últimos en la jerarquía social, donde estarían protegidos por el resto de los miembros de la manada. Pero por alguna razón se sienten como si hubieran sido empujados hacia atrás en el grupo y su reacción es evitar o huir. Los perros tímidos pueden ser más difíciles de rehabilitar que los agresivos, pero todo empieza por aprender a confiar en usted como su líder de la manada. Aunque es difícil, si usted es el líder de la manada con un perro tímido, tiene que esforzarse en ignorar al perro durante un tiempo, no tocarlo ni hablarlo, ni siquiera hacer contacto visual, hasta que el perro se sienta cómodo y se acerque por su propio pie a tu espacio.
Otro tipo de problema derivado de la falta de socialización son los perros que sufren de ansiedad por separación. Son animales incapaces de quedarse solos, aún en su propio territorio. Conseguir que estos perros superen ese miedo es todo un reto, y muchas veces se hace necesario recurrir a un profesional.
Al final, todo se reduce a aprender las reglas del juego. Vivimos en sociedad, incluso nuestros perros, y ellos como nosotros deben aprender las reglas, los límites y las fronteras.