Un poco de historia
Recordando lo que hablamos en el artículo de la alimentación canina, nuestro pequeño amigo es descendiente directo del lobo. Y para entender el comportamiento de nuestros perritos, debemos observar el comportamiento de sus antepasados.
El lobo es un animal sociable que casi siempre vive en manada. La manada se rige por una jerarquía que se dicta por el carácter de cada miembro. El miembro Alfa (el más fuerte) dirige a los demás miembros, mientras los miembros omega (los más débiles) son los últimos en la jerarquía.
Nuestro perro
El comportamiento de nuestro perro y el de sus antepasados tienen varios aspectos en común. Son animales sociables que viven en manada y tienen una jerarquía dentro de esa manada. Parar ellos la nueva familia humana es su manada, e intentarán ser el miembro Alfa mediante actos como subirse al sofá, gruñir, marcar… que deberemos corregir con algunos de los consejos que mencionamos en el artículo ¿Cómo educar a nuestro cachorro?. Así le daremos su lugar como miembro omega siendo los demás miembros de la familia los miembros Alfa.
La socialización de nuestro cachorro
Como hemos mencionado, nuestro pequeño amigo es un animal sociable y como tal, la socialización es un punto importante para un correcto equilibrio psicológico.
Comenzamos hablando de la parte negativa que una mala o escasa socialización puede tener en nuestro querido compañero, como puede ser la agresión canina y el miedo.
La agresión canina
En ocasiones cuando nuestro cachorrito llega a adulto con una socialización inexistente, y en conjunto con otros factores (genético, mala percepción, enfermedad, dolor…), pueden mostrarse agresivos con otros perros y personas, llegando a atacar.
Miedo
La falta de socialización puede hacer que un perrito adulto sea muy miedoso, llegando a veces a desencadenar una conducta agresiva al sentirse acorralado. Algunos síntomas pueden ser meter el rabo entre las patas, esconder detrás de nosotros cuando un semejante que se acerca a olerlo, o cuando otra persona se acerca a él.
¿Cómo ayudamos a que nuestro amigo sea sociable?
La edad crucial para que nuestro cachorro se empiece a socializar es entre las 3 y las 12 semanas de vida.
El primer paso va desde que nace y está con su madre y sus hermanos, hasta las 8 semanas aproximadamente, que es cuando ya se les puede separar.
Una vez que nuestro pequeño amigo llega a casa es recomendable permitir que juegue con otros perros, personas y niños, siempre bajo nuestra atenta supervisión. Es importante que juegue en un entorno limpio y seguro, donde sepamos que no hay riesgo de que nuestro joven amigo pueda contraer algunas enfermedades graves a causa de no estar aún bien vacunado. Además, les acostumbraremos a los ruidos diarios, como el de los coches, el secador, la lavadora, etc.
Muchas clínicas veterinarias organizan Puppies Parties (fiestas de cachorros), donde un grupo reducido de propietarios acompañados de sus cachorritos asisten a una explicación sobre comportamiento canino impartida por el equipo veterinario. Es una oportunidad para que nuestro cachorro se socialice con otros iguales en un entorno ideal para ellos.
Por lo tanto, deberemos trabajar este aspecto junto con una correcta educación, reforzándolo día a día durante toda su vida y ayudando a otros a que sean perritos más felices y más estables al día de mañana.
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